Los clanes gallegos movieron más de 3.000 kilos de cocaína colombiana, según el sumario de Garzón

Las mafias colombianas de los Ochoa y Escobar Gaviria introdujeron en España más de 3.000 kilos de cocaína a través de los clanes gallegos, que están implicados en el sumario 13/90, abierto por el juez Baltasar Garzón. De esta cantidad, media tonelada fue encontrada por la policía, mientras el resto corresponde a las operaciones denunciadas por el narcotraficante arrepentido Ricardo Portabales y negadas por los demás implicados. Ese mismo testimonio facilita datos sobre el movimiento de decenas de toneladas de hachís procedentes de Marruecos y Líbano, principalmente.

El sumario dibuja l...

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Las mafias colombianas de los Ochoa y Escobar Gaviria introdujeron en España más de 3.000 kilos de cocaína a través de los clanes gallegos, que están implicados en el sumario 13/90, abierto por el juez Baltasar Garzón. De esta cantidad, media tonelada fue encontrada por la policía, mientras el resto corresponde a las operaciones denunciadas por el narcotraficante arrepentido Ricardo Portabales y negadas por los demás implicados. Ese mismo testimonio facilita datos sobre el movimiento de decenas de toneladas de hachís procedentes de Marruecos y Líbano, principalmente.

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El sumario dibuja la existencia de cuatro grupos o clanes principales en el narcotráfico gallego. Tres de ellos se encuentran bastante afectados por las detenciones, mientras que la organización de Laureno Oubiña permanece intacta, dos meses después del encarcelamiento de su jefe.Oubiña es la clave del grupo más importante. Antes de desencadenar la Operación Mago, el juez Garzón pidió informes de Interpol y recibió el siguiente dato: la Drug Enforcement Administration (DEA), la agencia norteamericana antinarcóticos, considera a Oubiña uno de los "traficantes portantes".

Todo ello figura en el sumario 13/90. Al folio 1.106 se encuentra el escrito remitido por la oficina de Interpol en Washington a la de Madrid, en el que se explica que la DEA tiene fichado a Laureano Oubiña desde 1988 "por haber pasado de contrabando toneladas de hachís de Pakistán a Estados Unidos y Europa, particularmente España".

Tras su última detención, Oubiña ha vuelto a negarlo todo. En su comparecencia ante Garzón se autodescribió como un hombre en paro que fue despedido de la empresa Alvariño Balon -dirigida por su mujer- a raíz de un encarcelamiento anterior. También ha negado toda relación con las sociedades mercantiles y financieras acreditadas por las investigaciones realizadas, red que está intacta.

Interpol añade que la DEA le tiene incluido entre las personas a las que considera "armadas y peligrosas".

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Un jefe de la Guardia Civil

A la cabeza de otro de los clanes se encuentra José Ramón Prado Bugallo, alias Sito Miñanco. Permanece huido, aunque envía recados a Madrid con protestas de inocencia a través de intermediarios de excepción.

Tras una entrevista en Portugal entre Sito Miñanco y el coronel Arsenlo Ayuso, jefe del Servicio Fiscal de la Guardia Civil, este mando de la Benemérita se presentó en el juzgado de Garzón con una declaración escrita y una cinta magnetofónica en las que Sito Miñanco proclamaba su inocencia.

El jefe mencionado de la Guardia Civil pidió también la incorporación de tales documentos al sumario. El magistrado se negó a admitir tal pretensión, según informan a este periódico personas que conocen los hechos. No hay que olvidar que existe una orden de busca para la presentación de Sito Miñanco ante el juez.

En cuanto a la situación de sus colaboradores, las detenciones les han afectado más que al clan de Oubiña. Daniel Carballo y Manuel López Bugallo, alias El Mudo, son personas vinculadas a Sito Miñanco: el primero está en prisión, mientras el segundo permanece huido. Este grupo era asesorado jurídicamente por el abogado gibraltareño lan Azopardi, actualmente en libertad provisional.

Otro de los clanes gallegos más tocados es el de los Charlines. En la segunda oleada de detenciones de la Operación Mago cayó su presunto jefe, Manuel Charlín Gama. Antes ya habían sido detenidos uno de sus hijos Manuel Charlín Pomares, y otros ayudantes o colaboradores, por ejemplo, Alfredo Cordero, este último muy relacionado con el colombiano Antonio Cebollero persona de alta graduación en la mafia de su país.

Con todo, la organización más afectada por la Operación Mago es la de José Paz Carballo No en vano uno de sus miembros era Ricardo Portabales. El arrepentido se atribuye en este grupo la labor de transportista de droga, mientras Carballo y José Manuel Padín Gestoso, alias Manolo el Catalán, actuaban como presuntos importadores de cocaína y hachís en gran escala. Francisco Javier Martínez Sanmillán, alias Franky; Ramón Longa Vidal, alias Sito de Carril, y Albino Paz Diz ejercían distintas labores de distribución y almacena miento.

Mafioso muerto

El arrepentido Portabales se presenta en las declaraciones judiciales como la persona que estableció los primeros contactos de grupos gallegos con José Ramón Matta Ballesteros, miembro destacado del cartel de Medellín actualmente encarcelado en Estados Unidos.

De ese primer contacto en 1981 salieron dos envíos de 450 kilos de cocaína cada uno supuestamente realizados a bordo de barcos del empresario Celso Barreiro, quien sostiene que los navíos mencionados nunca salieron de aguas jurisdiccionales panameñas y niega, por tanto, la imputación.

Portabales atribuye a su ex jefe, José Paz Carballo, el establecimiento de contactos posteriores con el máximo responsable del cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria. Desde 1988, varios de los clanes conectaron en Portugal con Fabio Ochoa, miembro del clan colombiano de los Ochoa.

Uno de los reclamados por Garzón ha fallecido. Se trata de Gustavo de Jesús Gaviria, quien murió recientemente en un enfrentamiento con la policía colombiana. Se le consideraba responsable de los asesinatos de numerosos oficiales colombianos.

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