Nace una asociación en defensa de los cabos del ejército

Familiares de cabos primeros del Ejército de Tierra de los cuarteles de Mérida y Badajoz han constituido una asociación, que aspira a extenderse a toda España, en defensa de sus intereses profesionales. La asociación está encabezada por Manuel Rodríguez López y Manuel Ramilo Carballo, dos ex cabos forzados a dejar las Fuerzas Armadas.Un decreto de mayo de 1988, fija en ocho años (cuatro reenganches bianuales) el tiempo máximo que pueden permanecer en filas los cabos primeros profesionales. El mismo límite figura en la ley del Personal Militar, en vigor desde el 1 de enero, para los militares d...

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Familiares de cabos primeros del Ejército de Tierra de los cuarteles de Mérida y Badajoz han constituido una asociación, que aspira a extenderse a toda España, en defensa de sus intereses profesionales. La asociación está encabezada por Manuel Rodríguez López y Manuel Ramilo Carballo, dos ex cabos forzados a dejar las Fuerzas Armadas.Un decreto de mayo de 1988, fija en ocho años (cuatro reenganches bianuales) el tiempo máximo que pueden permanecer en filas los cabos primeros profesionales. El mismo límite figura en la ley del Personal Militar, en vigor desde el 1 de enero, para los militares de empleo.

Los afectados, varios miles en toda España, se sienten discriminados respecto a los demás trabajadores, que después de tres años de contrato temporal pasan a fijos. Los cabos primeros que cumplen ocho años en el Ejército se ven forzados a abandonarlo sin indemnización, aunque tienen derecho al subsidio de de sempleo, desde 1987. El Ministerio de Defensa, según portavoces de la asociación, no ha cumplido la promesa de homologar sus estudios con los civiles y de que el tiempo en filas sirva para acceder a la Administración.

La fórmula del voluntariado especial, con la que el Ejército aspira a sustituir a los cabos primeros, ha fracasado, según la asociación, pues no sólo no se cubren las plazas sino que más del 60% desisten tras su primer periodo de compromiso.

El Ministerio de Defensa dictó en junio pasado una resolución denegando la baja voluntaria a los cabos primeros que, antes de terminar su contrato, encontraran un puesto de trabajo en la vida civil. En abril, un juzgado de lo Social de Madrid consideró despido improcedente la expulsión del Ejército de un cabo primero y condenó a Defensa a readmitirle o indemnizarlo con un millón y medio de pesetas.

En el último año han proliferado las asociaciones militares, de carácter profesional y con el respaldo de sus familiares, pues el asociacionismo está vedado a los militares. La más activa ha sido la de esposas de oficiales de la Escala Especial, pero también hay de suboficiales y tenientes.

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