Cartas al director

Pilar Miró

No conozco ni lejanamente a Pilar Miró, ni me simpatiza especialmente para nada su persona, así como tampoco disculpo el uso de dineros públicos para su vestuario. Pero que se esté hablando ahora en todos los medios de comunicación de que se realizará un juicio público del cual podría resultar una condena de entre 12 y 20 años de cárcel, me parece tan incomprensible, tan absurdo, tan demencial, que realmente si no lo leo no me lo creo.En un mundo donde las injusticias y los crímenes más horribles quedan sin castigo, donde los miles de millones recaudados de los particulares son gastados de las...

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No conozco ni lejanamente a Pilar Miró, ni me simpatiza especialmente para nada su persona, así como tampoco disculpo el uso de dineros públicos para su vestuario. Pero que se esté hablando ahora en todos los medios de comunicación de que se realizará un juicio público del cual podría resultar una condena de entre 12 y 20 años de cárcel, me parece tan incomprensible, tan absurdo, tan demencial, que realmente si no lo leo no me lo creo.En un mundo donde las injusticias y los crímenes más horribles quedan sin castigo, donde los miles de millones recaudados de los particulares son gastados de las maneras más poco claras y sin el menor criterio de equidad, donde se subvenciona lo que conviene por favoritismo de lazos familiares o de amistad y se deja sin ayuda a quienes lo necesitan (hace una semana, un chico de 18 años se suicidó en la cárcel; podía haber estado en libertad bajo fianza, pues estaba acusado de lesiones a otro en una pelea, pero no tenía dinero para pagarse la fianza y fue encarcelado ... ), ¿es eso justo? Concretamente en España, donde se tira el dinero público subvencionando libros que nadie lee, obras de teatro a las que nadie asiste, exposiciones que no interesan, publicaciones lujosas para minorías, porque hay que gastar las asignaciones que el ministerio, las consejerías y los ayuntamientos reciben para cultura, nada menos que en España, decía, armar tanto escándalo porque una señora, que, por lo que tengo entendido, ha contribuido dignamente a la cinematografía española, tanto a través de su producción como en el desempeño de su cargo, consideró, o entendió, o interpretó que los gastos de representación incluían su vestuario, y pagó su error perdiendo su cargo y devolviendo el dinero, lo único que indica es el grado de envidia histérica de la colectividad, que necesita como perro rabioso la figura de turno en quien cebarse. Ojalá fuera publicada esta carta e hiciera reflexionar a la gente sobre una actitud de la cual este caso Miró es un simple ejemplo.-

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