Cartas al director

Filología Hispánica

Con respecto a la noticia sobre la protesta de los profesores de Filología Hispánica porque la literatura se va marginando en los planes de estudio, opino que tienen razón, pero no se puede luchar contra una tendencia que, tristemente, se va imponiendo en la sociedad actual.La literatura de bachillerato es una carga para muchos alumnos y los profesores que han de impartirla en 2º de BUP, curso en el que es obligatoria. Chocan con la incomprensión y la desgana generalizada. Ante esa actitud del alumnado, algunos profesores piensan que mejor sería dejarla como optativa, porque obllgar a los alum...

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Con respecto a la noticia sobre la protesta de los profesores de Filología Hispánica porque la literatura se va marginando en los planes de estudio, opino que tienen razón, pero no se puede luchar contra una tendencia que, tristemente, se va imponiendo en la sociedad actual.La literatura de bachillerato es una carga para muchos alumnos y los profesores que han de impartirla en 2º de BUP, curso en el que es obligatoria. Chocan con la incomprensión y la desgana generalizada. Ante esa actitud del alumnado, algunos profesores piensan que mejor sería dejarla como optativa, porque obllgar a los alumnos a que lean autores que, en su mayor parte, no les interesan nada es un suplicio tanto para los jóvenes como para los profesores.

Al final, el profesor de literatura en esos niveles se ve obligado a dar un aprobado prácticamente general. A ello contribuye tanto el hecho de que muchos alumnos no van a seguir la rama de letras en tercer curso de BUP -y no se les puede suspender aunque no sepan nada- como la actitud de otros profesores, incluso de letras, bastante irresponsables y malos compañeros, que presionan en las reuniones de evaluación para que se hagan regalos en las notas.

No obstante, siempre hay núcleos reducidos de alumnos que sienten interés por leer novela y poesía, pero no son representativos globalmente. Y aunque a la mayoría de apáticos ante la literatura se les explique que cuando conectan el televisor y ven una película sin ningún esfuerzo están aprovechándose de un producto que es narrativo y que suele tener, si es de calidad, un sólido guión -literatura al fin-, no lo entienden y en el fondo tampoco se lo creen. Es algo que no va con ellos. Sus semblantes escépticos en esos momentos son elocuentes. Así que quizá sea mejor dejar la literatura como optativa aunque los profesores acaben trabajando con cuatro gatos. Por lo menos lo harán a gusto de todos. Lo contrario -emperrarse en imponer una asignatura que, seamos sinceros, no interesa demasiado- puede hacerse cada día más odioso.-

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