Cartas al director

La madre patria

Un abuelo murciano como su madre, y el otro leonés, Álvaro, nació en el Distrito Federal hace 28 años. Sus recuerdos infantiles están llenos de Mediterráneo, de Bierzo, de zarzuela y de tonadas que cantan al amor de la madre patria.Hace varios años que visitó por primera vez España y pudo reconocer, reencontrar palmo a palmo, los lugares, los sabores y las luces de su memoria familiar. A vueltas con el tiempo, Alvaro se dedica al diseño editorial y decide probar suerte en España. En México dejó familia, amigos y su destacable buen hacer. Sin la pedantería de algunos de nuestros divos del diseñ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Un abuelo murciano como su madre, y el otro leonés, Álvaro, nació en el Distrito Federal hace 28 años. Sus recuerdos infantiles están llenos de Mediterráneo, de Bierzo, de zarzuela y de tonadas que cantan al amor de la madre patria.Hace varios años que visitó por primera vez España y pudo reconocer, reencontrar palmo a palmo, los lugares, los sabores y las luces de su memoria familiar. A vueltas con el tiempo, Alvaro se dedica al diseño editorial y decide probar suerte en España. En México dejó familia, amigos y su destacable buen hacer. Sin la pedantería de algunos de nuestros divos del diseño, Álvaro es un profesional de soluciones brillantes, pulcras, sin retórica. Su trabajo en Madrid le absorbe, le entusiasma y va dejando para mejor ocasión los trámites legales, que marchan, pero lentos... Sin tener conciencia de ello ha pasado a engrosar el grupo de los casi 200.000 sudacas que viven Ilegales en nuestro país.

Hace unos días, a la altura de la calle del Príncipe, aún era de día, Álvaro contempla atónito una disputa urbana. Uno de los contendientes (de paisano) se identificó como policía y pidió a los transeúntes que circularan, pero reconoció en Álvaro el acento delator. -¿Usted de dónde es? -Mexicano -respondió Álvaro. Cuando se vino a dar cuenta había ido a parar, esposado, a los sótanos de la Puerta del Sol, y compartía celda con otros sudacas. A Álvaro y sus compañeros les esperaban 72 horas de detención hasta que un juez dictaminase su expulsión y fuesen conducidos a un centro especial de Moratalaz, en donde esperan turno para regresar a su país.

El acento, que cuando Álvaro realizó su primera visita a España le granjeaba la simpatía y el afecto de sus interlocutores, en unos cuantos años se había convertido en un feroz agravante: paradigmas del amor patrio.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

España se prepara aceleradamente para conmemorar en 1992, el 500º aniversario del encuentro entre América y Europa. Si la ley de extranjería en vigor y el rigor xenófobo en su aplicación no varían, quizá fuera bueno recomendar a nuestros amigos iberoamericanos que cuando un extraño les aborde en la calle, si son hueritos respondan en inglés, y si son del Plata prueben en italiano.-

Archivado En