El envenenamiento de perros y gatos inquieta a vecinos del Manzanares

"¿Quiénenvenena el barrio?" La pregunta, plasmada en decenas de carteles pegados en paredes de casas y comercios de la colo nia del Manzanares de Madrid, ha despertado la inquietud de los vecinos. La "agresiva"campaña, como reconocen sus autores, trata de llamar la atención sobre la muerte de una decena de perros, además de gatos callejeros y algunas aves silvestres, producida tras comer carne envenenada. El interrogante aún no tiene respuesta.Che era un pastor alemán que murió el pasado mes por hacer la ruta de los gatos. Entre los habitantes de la colonia del Manzanares, situad...

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"¿Quiénenvenena el barrio?" La pregunta, plasmada en decenas de carteles pegados en paredes de casas y comercios de la colo nia del Manzanares de Madrid, ha despertado la inquietud de los vecinos. La "agresiva"campaña, como reconocen sus autores, trata de llamar la atención sobre la muerte de una decena de perros, además de gatos callejeros y algunas aves silvestres, producida tras comer carne envenenada. El interrogante aún no tiene respuesta.Che era un pastor alemán que murió el pasado mes por hacer la ruta de los gatos. Entre los habitantes de la colonia del Manzanares, situada entre la Casa de Campo y el río Manzanares, los gatos callejeros tienen grandes defensores y detractores. Unos y otros les dan de comer, aunque los segundos condimentan la cornida con veneno.

Che, como otros perros del barrio, conocía los restaurantes de los gatos y de vez en cuando aprovechaba alguna distracción de sus amos para recorrerlos. Eso hizo una mañana de mayo. -El perro había bajado en ayunas y me extrañó verlo con el estómago lleno. Se me despistó cuando estaba en la tienda", explica su dueña. "A las pocas horas empezó a vomitar, se quedó inmovil y tenía diarreas con sangre. Tardó tres días en morir".

Como el de Che se han producido, al menos, ocho casos más, según las cuentas de la veterinaria Maribel Lozano.

Los aminales muertos comieron carne impregnada de raticida o plaguicida

Cada año, al llegar la primavera, unas manos anónimas colocan carne envenenada en las calles de la colonia del Manzanares. Los felinos del barrio se han vuelto confiados, acostumbrados como están a espera durante horas su menú bajo ventanas o puertas amigas. El cebo mortal lo han mordido también perros y hasta los cuervos que viven en la cercana Casa de Campo."He oído que el pasado mes han muerto ocho perros", afirma Maribel Lozano, veterinaria. "A mi consulta en concreto han traído tres perros que habían ingerido veneno", explicados de ellos habían resultado intoxicados con rodenticida -un tipo de raticida-, y el tercero con plaguicida para caracoles.Maribel, que lleva cuatro años trabajando en el barrio cree que al envenenador debe de molestarle el celo de los ga tos, que se despierta al llegar la primavera. En ese momento estos animales se convierten en seres bastante ruidosos. Y ga tos, en la colonia, hay muchos.

Carne con alfileres. Alguien introdujo los gatos para controlar la alta pobla ción de ratas que viven junto al río Manzanares. "Antes de entrar al portal la gente tenía que encender la luz para que las ratas huyesen", afirma Maribel. Pero año tras año algunos vecinos se empeñan en eliminar la población felina con métodos poco ortodoxos. "Hay cosas que sólo pueden saber los viejos, sistemas tradicionales propios de los pueblos como poner carne con alfileres", explica Maribel. El animal tarda en morir 15 días. "También se ha llegado a poner azúcar con cianuro".

Las sospechas también sal pican al Ayuntamiento, aunque, según un responsable mu nicipal, 1a desratización se hace en el alcantarillado, y cuando se hace en la escollera se han puesto polvos". Maribel recuerda que el pasado año le llegó a la consulta un perro que había comido bolitas de raticida, con la bolsa del producto aún en la boca. "Afortunadamente se podía leer el antídoto.

Para ellos esas bolas son como un manjar", explica. "Si se quiere controlar la población de gatos yo me ofrezco a castrar a los que me traigan. Todo antes de envenenarlos".

Una vecina de la zona cree, como la veterinaria, que los envenenadores son algunas personas mayores. "Todo el barrio lo sabe, pero nadie se at reve a denunciarlos, porque es dificil pillarlos con las manos en la masa". La concejala de Medio Ambiente y presidenta del Patronato de Protección Animal, Esperanza Aguirre, desconocía los sucesos y se extrañó de que no se hubiera producido ninguna denuncia, "porque el tema es muy grave", afirmó.

Tras la muerte de Che, sus dueños, una pareja de ecologistas, idearon una campaña para llamar la atención sobre lo que estaba pasando. Pegaron en el barrio 300 carteles con la leyenda: "¿Quién envenena el barrio?", y hasta dos semanas después no completaron el interrogante con nuevas hojas en las que explicaban los sucesos. "Queríamos concienciar a la gente, y parece que ha dado resultado, porque ha habido menos muertes", explican.

En los carteles dejaron un teléfono del llamado Comité de Salud del Barrio. "Nos han llamado para que les expliquemos los síntomas de envenenamiento. Nos dicen que cada vez hay menos gatos".

En la última semana no se han producido nuevos casos de envenenamientos, pero la pregunta aún está en el aire: ¿quién envenena el barrio?

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