Un grupo de gamberros destroza las instalaciones del colegio Pintor Rosales

El conserje del colegio público Pintor Rosales, situado en la calle del Príncipe de Vergara, frente a la Junta Municipal de Chamartín, no salía de su asombro cuando se dispuso ayer a abrir el centro después de los cinco días de vacaciones del puente festivo del Dos de Mayo. Muebles destrozados, techos agujereados y probetas y esqueletos del laboratorio esparcidos por un suelo embadurnado por una viscosa mezcla de tinta de fotocopiadora y polvo de extintores formaban el paisaje de este colegio después de la visita de unos desconocidos que habían dejado una firma en la pizarra: "Okupa y resiste"...

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El conserje del colegio público Pintor Rosales, situado en la calle del Príncipe de Vergara, frente a la Junta Municipal de Chamartín, no salía de su asombro cuando se dispuso ayer a abrir el centro después de los cinco días de vacaciones del puente festivo del Dos de Mayo. Muebles destrozados, techos agujereados y probetas y esqueletos del laboratorio esparcidos por un suelo embadurnado por una viscosa mezcla de tinta de fotocopiadora y polvo de extintores formaban el paisaje de este colegio después de la visita de unos desconocidos que habían dejado una firma en la pizarra: "Okupa y resiste".

Los autores de los cuantiosos destrozos en el colegio Pintor Rosales, que el director del centro no se atreve aún a cuantificar, accedieron al interior del centro rompiendo los cristales de una ventana del piso superior del inmueble. Una vez allí, los intrusos comenzaron su ronda por las aulas hasta que encontraron, en la sala de máquinas del edificio, varios tubos de tinta especial para fotocopiadoras.

Sidra y cava

Provistos con este material, los gamberros iniciaron una fiesta animada con las botellas de sidra y cava -restos de las fiestas de Navidad- que robaron de la sala de profesores, y que acabó con las mesas destrozadas, los cajones despanzurrados y todas las clases rebozadas con tinta negra. Para desplazarse por las distintas dependencias del edificio, los visitantes rompieron el cielo raso de las clases y se colaron de una a otra habitación.El director del colegio sospecha que los gamberros pudieron entrar en el centro a plena luz del día y sin que nadie les viera, ya que la zona donde se halla el colegio se queda prácticamente desierta en los días festivos y el conserje del edificio permaneció ausente del mismo durante todo el fin de semana.

A pesar de que los responsables del colegio han echado en falta varios microscopios del laboratorio, una pequeña cadena musical y algunos magnetófonos, el director cree que el robo no fue el móvil que indujo a los intrusos a introducrse en el colegio y destrozarlo todo. "Nos han robado otras veces y nunca nos habíamos encontrado con este espectáculo de violencia irracional y gratuita", dijo el director, que esperaba reanudar inmediatamente las clases de los alumnos de sexto, séptimo y octavo de EGB, que tuvieron que ser suspendidas ayer ante la imposibilidad de acoger a los niños en las devastadas clases.

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