El nuevo impuesto municipal de Thatcher, en las urnas

Las elecciones municipales de ayer en el Reino Unido trascendieron la anodina esfera local para convertirse en la más amplia muestra del sentir de los británicos por Margaret Thatcher antes de las próximas generales. La campaña giró en torno al poll-tax, el conflictivo nuevo impuesto municipal, lo que redundará en detrimento de una Thatcher que hoy cumple 11 años en Downing Street y lleva un año hundiéndose en las encuestas.

Los conservadores perdían ayer el bastión de Bradford, según los datos conocidos al cierre de esta edición. Junto con los municipios londinenses de Wandsworth y Wes...

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Las elecciones municipales de ayer en el Reino Unido trascendieron la anodina esfera local para convertirse en la más amplia muestra del sentir de los británicos por Margaret Thatcher antes de las próximas generales. La campaña giró en torno al poll-tax, el conflictivo nuevo impuesto municipal, lo que redundará en detrimento de una Thatcher que hoy cumple 11 años en Downing Street y lleva un año hundiéndose en las encuestas.

Los conservadores perdían ayer el bastión de Bradford, según los datos conocidos al cierre de esta edición. Junto con los municipios londinenses de Wandsworth y Westminster, Bradford centraba el interés electoral por ser ejemplo destacado, para los conservadores, de "lo que tienen", aunque con mayorías ajustadas. La veraniega jornada sirvió para atraer a las urnas a un número de electores superior al mortecino 40% habitual. Como elemento coadyuvante, el acre espíritu suscitado por el poll-tax contribuyó también al tirón.El elector había indicado en sondeos de opinión previos que detesta la nueva tasa y los conservadores se preparaban para hacer frente al temporal político. En juego estaban, en honor a la complejidad del sistema de administración local británico, todas las concejalías de Escocia y de los 32 municipios que integran el Gran Londres y sólo un tercio en otras áreas metropolitanas inglesas, más ciertas zonas rurales de Inglaterra y Gales.

El reconocimiento por parte de Thatcher de que el impuesto va a sufrir modificaciones no ha aliviado los malos humores que produce en el electorado, por más que el presidente del Partido Conservador y primer responsable de la campaña electoral, Kenneth Baker, diga que ha detectado mayor comprensión hacia Thatcher.

Esta consulta renueva las concejalías adjudicadas en 1986, ocasión en la que el Partido Laborista cosechó un triunfo espectacular. El listón quedó entonces muy alto y Neil Kinnock es cauto al hablar de que espera conseguir alrededor de 200 nuevos concejales, muy por debajo de lo que le correspondería si los sondeos se reflejaran en las urnas. Baker ha dicho que el Gobierno aspira a "conservar lo que ya tiene".

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