Cartas al director

Peritaje y grúa

El miércoles 4 de abril aparqué incorrectamente mi coche, por lo que al ir a recogerlo me encontré con que me lo había retirado la grúa. Una vez satisfecha la sanción y la multa correspondientes en el depósito de la grúa municipal de la calle de Alfonso XIII, al montarme en mi coche noté inmediatamente que tenía grandes dificultades para poder mover el volante. Al comunicárselo a los agentes de la Policía Municipal allí presentes, me enviaron al taller que, en el mismo depósito, tiene la compañía concesionaria de la grúa, para que el perito de dicha compañía hiciera su dictamen.Un mecánico de ...

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El miércoles 4 de abril aparqué incorrectamente mi coche, por lo que al ir a recogerlo me encontré con que me lo había retirado la grúa. Una vez satisfecha la sanción y la multa correspondientes en el depósito de la grúa municipal de la calle de Alfonso XIII, al montarme en mi coche noté inmediatamente que tenía grandes dificultades para poder mover el volante. Al comunicárselo a los agentes de la Policía Municipal allí presentes, me enviaron al taller que, en el mismo depósito, tiene la compañía concesionaria de la grúa, para que el perito de dicha compañía hiciera su dictamen.Un mecánico de la misma compañía y la persona que me acompañaba -mecánico de profesión- comprobaron la avería y observaron detenidamente el coche durante más de una hora, llegando a la conclusión de que la cremallera de la dirección estaba ligeramente doblada, lo que obviamente debía haberse producido al ser levantado el coche para ser cargado en la grúa. Pues bien, el mencionado perito, que es la persona que debe decidir si la grúa es responsable de las posibles averías para firmar el correspondiente parte del seguro, decidió que la avería de mi coche se debía, sin duda, a una de las tres causas siguientes: o bien yo ya circulaba con la dirección de mi coche rota, o bien la había yo roto al aparcar, o bien se había roto sola mientras estaba apar cado, ya que, como todo el mun do sabe, muchas averías se producen así, de repente. Lo que era de todo punto imposible es que la hubiera producido la grúa.

Al decirle yo que su actitud me parecía profundamente deshonesta y cínica, me contestó:

"Pues denúncieme, a ver si consigue demostrarlo". Efectivamente, le denuncié inmediatamente en la comisaría de policía y es más que probable que tenga dificultades para demostrarlo.

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Debo resaltar que la actitud de este personaje nada tiene que ver con la de los cinco o seis agentes que presenciaron los hechos, y que en todo momento fueron amables, comprensivos y correctos. Uno de ellos me dijo: "Aunque esté mal que se lo digamos nosotros, debería usted denunciarle. Por su actitud tenemos continuamente problemas de este tipo con el público".

¿Cómo es posible que el Ayuntamiento, responsable último del servicio de grúa, tolere que la compañía concesionaria de este servicio coloque a los ciudadanos en situaciones de indefensión e impotencia semejantes a ésta?-

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