Repsol regula la inversión en acciones de la sociedad por parte de sus consejeros y directivos

El grupo petrolero Repsol ha decidido permitir a sus consejeros y altos directivos con acceso a información privilegiada invertir en acciones de la sociedad. Para regular la actuación, el consejo de administración ha elaborado un código de conducta que restringe las operaciones a momentos determinados que eviten posibles inversiones especulativas. La decisión de Repsol establece una norma que supone un cambio radical para las empresas del entorno público que cotizan en bolsa, reacias normalmente a las participaciones de sus responsables.

Durante la fase de emisión de las acciones, d...

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El grupo petrolero Repsol ha decidido permitir a sus consejeros y altos directivos con acceso a información privilegiada invertir en acciones de la sociedad. Para regular la actuación, el consejo de administración ha elaborado un código de conducta que restringe las operaciones a momentos determinados que eviten posibles inversiones especulativas. La decisión de Repsol establece una norma que supone un cambio radical para las empresas del entorno público que cotizan en bolsa, reacias normalmente a las participaciones de sus responsables.

Durante la fase de emisión de las acciones, de la que se cumple ahora un año, el consejo de administración de Repsol decidió que el personal directivo del grupo con conocimiento de informaciones privilegiadas -entonces, principalmente, la fijación del precio- no invirtiese. Ahora, cuando se considera el valor estabilizado, el consejo ha modificado esa actitud y permite que todos puedan realizar operaciones.La decisión de la empresa que preside Óscar Fanjul se basa en los principios generales establecidos en la ley del Mercado de Valores y en el New York Stocks Exchange (NYSE), comisión de control del mercado de Wall Street, en materia de información privilegiada. Se entiende como tal, aquella información que no haya sido dada a conocer al público y que, de haberse hecho pública, hubiera podido influir en su cotización.

El código de conducta, que trata de garantizar a los directivos la posibilidad de invertir en su empresa, afecta a los miembros del consejo de administración, a los presidentes de las filiales, a todos los directivos de las direcciones de planificación y económico-financiero de la empresa matriz, al personal de la oficina de presidencia y a los directivos que se señale específicamente por parte de presidencia. También puede afectar, de manera transitoria, al personal que disponga de información con valor económico por participar en una operación especial.

Todo este colectivo deberá notificar las acciones que posee en un registro confidencial que el gabinete de presidencia se encargará de mantener actualizado y del que, al menos una vez al año, se confirmará su saldo medio. Este registro recogerá cualquier orden de compra o venta, cuya comunicación no debe rebasar los tres días posteriores. Las operaciones, según la norma establecida, deberán limitarse a los períodos posteriores a la presentación de resultados; después de la publicación de información exhaustiva de la empresa y a momentos en que haya cierta estabilidad en las actividades de la compañía o en la cotización de sus títulos.

En sentido contrario, restringe la actuación en los siguientes casos: desde el conocimiento de los avances de resultados trimestrales hasta su publicación general; desde que se tomen decisiones sobre la distribución de dividendos, ampliación de capital o emisión de obligaciones convertibles hasta su publicación; desde que se tomen decisiones sobre compras importantes de activos reales o financieros hasta su publicación y para aquellos que estén sujetos transitoriamente a esta norma (casos específicos), el tiempo que medie entre las comunicaciones escritas de inclusión y exclusión.

Sentar precedente

La actuación de Repsol representa una auténtica innovación en el entorno de empresas públicas, cuyos directivos han tenido siempre vetado participar en el capital, aun después de los períodos de colocación de acciones. Esta situación se ha puesto en evidencia en sociedades que han salido a bolsa (las empresas del INI, ENDESA, GESA o ENCE), y en la propia Repsol. En todos los casos, los responsables de las empresas se abstuvieron, de palabra y de acuerdo a un código ético, de invertir.

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