Cartas al director

¿Existen enfermos 'de moda'?

En los días pasados publicaba este diario una crónica de Lola Galán en la que daba cuenta de los hallazgos del doctor De la Gándara acerca de la existencia de un posible síndrome de la moda, o más exactamente, un trastorno del vestir, como el propio psiquiatra lo califica, entendiendo por tal una conducta ocasional y compulsiva que lleva a ciertas personas a realizar compras desmedidas para su vestuario. Quisiera hacer un par de observaciones al respecto.La primera concierne al lenguaje de nuestro tiempo y a la fortuna periodística y coloquial que consiguen algunos términos técnicos, lo...

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En los días pasados publicaba este diario una crónica de Lola Galán en la que daba cuenta de los hallazgos del doctor De la Gándara acerca de la existencia de un posible síndrome de la moda, o más exactamente, un trastorno del vestir, como el propio psiquiatra lo califica, entendiendo por tal una conducta ocasional y compulsiva que lleva a ciertas personas a realizar compras desmedidas para su vestuario. Quisiera hacer un par de observaciones al respecto.La primera concierne al lenguaje de nuestro tiempo y a la fortuna periodística y coloquial que consiguen algunos términos técnicos, lo que conlleva inevitablemente alguna mutación de su significado exacto. Tal sucede con los síndromes que por doquier nos alcanzan: el de Estocolmo, el del ama de casa, el del paro, el del tráfico de influencias, ahora el de la moda, y tantos otros.

En su acepción médica original, un síndrome es un conjunto de síntomas que constituyen una subentidad clínica, que hace referencia a una o varias unidades Pasa a la página siguiente Viene de la página anterior nosológicas. Pero como, por otro lado, vivimos inmersos en un universo polimorfo de conductas, no resulta dificil aislar algunas unidades de comportamiento para, juntándolas luego, construir síndromes sociales que pronto encontrarán sus modelos de referencia.

La segunda observación es ya de índole psiquiátrica. Como bien destaca el doctor De la Gándara en la referida información, él no piensa que se trate de un importante hallazgo diagnóstico, sino más bien un epifenómeno cuirioso del territorio de las neurosis o las personalidades depresivas. Y aquí es donde echo de menos una hipótesis complementaxia que explicaría mejor este ti,po de conducta.

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Probablemente esos pacientes en los que se ha observado compra compulsiva de ropa pertenecen al grupo de los que llamamos cicladores rápidos, dentro de la psicosis maniaco depresiva o trastorno afectivo mayor bipolar (DSM-III), que pasan rápidamente de la inhibición depresiva a la expansión maniaca, con sus características de prodigalidad, euforia vital, hiperactividad, etcétera. Cuando estamos moderadamente deprimidos, como supone De la Gándara en algunos de sus pacientes, la tendencia a la compensación autogratificante, yéndonos a comprar, es una conducta más recortada, y difícilmente en ese estado se explicaría la melopea adquisitiva, si no se ha producido previamente una desinhibición psíquica y una aceleración de la psicomotilidad, como sucede en el tempo maniaco.

Estaríamos ante una conducta compulsiva, la de estos consumidores excesivos de ropajes, acorde, por otro lado, con los bombardeos constantes que arrasan desde todas las esquinas nuestra capacidad crítica para el uso y consumo racional de las cosas, al tiempo que teñida del colorante psicopatológico que le prestan los trastornos biológicos de la afectividad.- Psiquiatra, secretario general de la Real Academia de Medicina de .

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