Tribuna:

Habas

En Sodoma y Gomorra también había buenos ebanistas, honrados panaderos, comerciantes que vendían las legumbres a un precio razonable. Si Dios no encontró allí a un hombre justo fue porque sólo leía la prensa amarilla, que alimentó su cólera hasta cegarlo. Bajo una lluvia de azufre, aquellas ciudades quedaron sepultadas. Como en Sodoma y Gomorra, ahora también vivimos un tiempo de: pensamiento débil y de realismo sucio: los asesinos limpian la sangre del cuchillo con saliva, no con las propias lágrimas; por el fondo de la madrugada van nuestros poetas más líricos buscando bujarrones entr...

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En Sodoma y Gomorra también había buenos ebanistas, honrados panaderos, comerciantes que vendían las legumbres a un precio razonable. Si Dios no encontró allí a un hombre justo fue porque sólo leía la prensa amarilla, que alimentó su cólera hasta cegarlo. Bajo una lluvia de azufre, aquellas ciudades quedaron sepultadas. Como en Sodoma y Gomorra, ahora también vivimos un tiempo de: pensamiento débil y de realismo sucio: los asesinos limpian la sangre del cuchillo con saliva, no con las propias lágrimas; por el fondo de la madrugada van nuestros poetas más líricos buscando bujarrones entre contenedores de carne congelada; en el depósito de cadáveres canta Julio Iglesias por el hilo musical, y ya no hay nadie que no tenga una historia. que ocultar. Los periódicos bombean cada día un poco de basura hacia la superficie de la sociedad y en ella flotan panza arriba políticos corruptos, banqueros libidinosos, especuladores con dientes en la tráquea y otros tiburones de secano. Arrepentíos, hermanos. La lluvia de azufre se acerca otra vez. No obstante, en el campo están naciendo ahora mismo las habas de leche y pronto los primeros guisantes se hallarán prestos junto al corazón nevado de las lechugas. También en la mar ésta es aún la buena época de los erizos y entre las rocas de los farallones hay muchos niños buceando y sus gritos tienen una resonancia homérica en ese silencio que coincide con la luz. Mientras el fin del mundo llega, bueno será tomar unos erizos perfumados en una terraza del Mediterráneo hablando de cosas vanas bajo los plátanos que ya florecen. Nuestra sociedad está sólo estructurada por una legión de guardaespaldas. Éstos ocupan los sótanos, ascensores y antedespachos, e imponen la filosofía del mastín en torno a pequeños reyes de la salchicha. La Prensa sigue bombeando basura general cada día, pero es cierto que en Sodoma y Gomorra también había artesanos excelentes, buenos panaderos, gente que pagaba puntualmente los plazos y en su huerta crecían las; habas más tiernas.

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