Decenas de reporteros gráficos dieron el último adios a Juantxu Rodríguez

Decenas de reporteros gráficos acudieron ayer al sepelio de Juan Antonio Rodríguez, que descansa desde ayer por la mañana en Portugalete (Vizcaya). El reportero gráfico, muerto en Panamá por disparos de soldados norteamericanos cuando trabajaba para EL PAÍS, fue enterrado ayer en el cementerio de la localidad adonde emigró desde Extremadura, con tres años de edad, junto a sus padres, Antonia y Juan.

Al acto del sepelio asistieron sus familiares, el subsecretario del ministerio del portavoz del Gobierno, Miguel Gil, el director de EL PAÍS, Joaquín Estefanía, y el director gerente de la e...

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Decenas de reporteros gráficos acudieron ayer al sepelio de Juan Antonio Rodríguez, que descansa desde ayer por la mañana en Portugalete (Vizcaya). El reportero gráfico, muerto en Panamá por disparos de soldados norteamericanos cuando trabajaba para EL PAÍS, fue enterrado ayer en el cementerio de la localidad adonde emigró desde Extremadura, con tres años de edad, junto a sus padres, Antonia y Juan.

Al acto del sepelio asistieron sus familiares, el subsecretario del ministerio del portavoz del Gobierno, Miguel Gil, el director de EL PAÍS, Joaquín Estefanía, y el director gerente de la empresa editora del diario, José Mariano Martín.El cuerpo de Juantxu, como era conocido por sus amigos y compañeros, fue trasladado desde Madrid a Bilbao en el primer vuelo de Iberia y llegó a la capital vasca a las 9.45. Junto al féretro viajaron Javier Rodríguez, hermano del fallecido; Miguel Gil, en representación del Gobierno; el director de este periódico y otros periodistas amigos de Juan Antonio. Los padres de Juantxu, familiares llegados desde Madrid y Casillas de Coria (Cáceres), de donde era natural, y periodistas del País Vasco aguardaban en la terminal del aeropuerto.

Los padres de Juan Antonio y su hermano más pequeño, Iñaki, estallaron en llanto sobre el féretro, cuya llegada desde Panamá han aguardado nueve angustiosos días. El cuerpo sin vida fue trasladado después al cementerio de Portugalete, cercano al domicilio familiar. Dos centenares de personas le dieron el último adiós a las 9.30, entre expresiones de dolor.

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