RELEVO EN LA XUNTA

Vacío de poder

El complejo administrativo de San Caetano, en Santiago, sede de la Xunta de Galicia, amaneció ayer semidesierto tras el triunfo del Partido Popular en las elecciones del pasado domingo. Decenas de altos cargos y funcionarios de confianza no acudieron al trabajo, lo que provocó situaciones como que no se distribuyesen entre los medios de comunicación los ejemplares del Diario oficial de Galicia de ayer, que contenía el decreto sobre la concesión de 26 emisoras de frecuencia modulada. Además, se retrasó la publicación de los últimos datos del escrutinio de los comicios ante la ausencia de...

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El complejo administrativo de San Caetano, en Santiago, sede de la Xunta de Galicia, amaneció ayer semidesierto tras el triunfo del Partido Popular en las elecciones del pasado domingo. Decenas de altos cargos y funcionarios de confianza no acudieron al trabajo, lo que provocó situaciones como que no se distribuyesen entre los medios de comunicación los ejemplares del Diario oficial de Galicia de ayer, que contenía el decreto sobre la concesión de 26 emisoras de frecuencia modulada. Además, se retrasó la publicación de los últimos datos del escrutinio de los comicios ante la ausencia del personal encargado de facilitarlos.El presidente en funciones de la Xunta, Fernando González Laxe, pasó la mañana en su despacho, al igual que la mayoría de sus colaboradores. Esta sensación de normalidad en la sede de la presidencia, en el Palacio de Raxoi, contrastó con la desbandada de altos cargos y decenas de empleados en el complejo administrativo de San Caetano, sede de las consellerías de la Xunta, donde trabajan unas 3.000 personas. La mayoría de ellos era consciente de que le quedan pocos días en sus puestos, como el director general de Radiotelevisión Galicia, Abilio Bernaldo de Quiros, blanco de duras críticas del PP durante la campaña electoral, quien se adelantó ayer enviando una carta a Manuel Fraga en la que pone su cargo a disposición del virtual nuevo presidente.

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"Cuando llegué por la mañana, me quedé muy sorprendido al ver que sobraba sitio para aparcar", comentaba jocosamente un funcionario que al igual que otros empleados de la Xunta pasó su jornada de trabajo esperando infructuosamente que apareciesen algunos de los responsables de su departamento. En la Consellería de Presidencia, a las dos de la tarde, una secretaria recibía a los visitantes encogiéndose de hombros: "No sé dónde está la gente. Yo ya me he leído de arriba abajo todos los periódicos".

Sin señales de vida

A esa hora los pasillos de San Caetano, habitual escenario de un constante trajín de funcionarios, se encontraban casi vacíos. En algunos departamentos de la Consellería de Sanidad no se recogían llamadas telefónicas y el lugar donde la noche anterior se había instalado el centro de seguimiento de datos para los periodistas ofrecía un aspecto desolador, con papeles esparcidos por el suelo.

Los últimos resultados del escrutinio fueron facilitados por el secretario general de la Consellería de Presidencia. Los responsables de publicar estos datos tampoco habían acudido a trabajar por la mañana. Los que sí cumplieron con sus obligaciones laborales el día de la resaca poselectoral barruntaban en una frase pronunciada por Fraga durante la campaña: "Conmigo el funcionario que no trabaje ya puede echarse a temblar".

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