Toque de atención para Thatcher en su reelección como líder de los conservadores

Cincuenta y nueve parlamentarios conservadores negaron ayer su apoyo a Margaret Thatcher en la elección para el liderazgo del partido, en la que logró una holgada victoria, con 314 votos a favor. Los 33 sufragios que obtuvo el candidato rival, sir Anthony Meyer, las 24 papeletas en blanco y nulas y los dos parlamentarios que no votaron redujeron el apoyo a la primera ministra británica por debajo de la cifra simbólica de los 325 parlamentarios, que constituyen la mayoría absoluta en los Comunes. Los parlamentarios del Partido Conservador dieron un toque de atención a la jefa de Gobierno, cuya ...

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Cincuenta y nueve parlamentarios conservadores negaron ayer su apoyo a Margaret Thatcher en la elección para el liderazgo del partido, en la que logró una holgada victoria, con 314 votos a favor. Los 33 sufragios que obtuvo el candidato rival, sir Anthony Meyer, las 24 papeletas en blanco y nulas y los dos parlamentarios que no votaron redujeron el apoyo a la primera ministra británica por debajo de la cifra simbólica de los 325 parlamentarios, que constituyen la mayoría absoluta en los Comunes. Los parlamentarios del Partido Conservador dieron un toque de atención a la jefa de Gobierno, cuya suerte está ahora más claramente ligada a la marcha de la economía del país y de los sondeos de opinión.

El resultado de la votación no fue el mejor que podía esperar Thatcher, al entrar la falta de apoyo en una cifra que admite toda clase de interpretaciones, pero estuvo muy lejos de lo que le hubiese producido desazón e hipotecado su futuro político. De hecho, la primera ministra lo presentó anoche como una victoria arrolladora y desde la puerta del 10 de Downing Street reiteró su propósito de seguir trabajando en el futuro con determinación por los mismos principios defendidos hasta la fecha.La alocución estuvo exenta de agresividad, como si la dama de hierro estuviese reaccionando con galanura en la victoria y mostrándose dispuesta a escuchar las quejas de quienes la votaron a regañadientes y condicionando su apoyo a un enfoque menos abrasivo de los problemas.

George Younger, el ex ministro de Defensa encargado de la campaña de Thatcher, dijo que era "un resultado maravilloso tras 15 años de liderazgo, que reforzará la autoridad de la primera ministra, quien ha sido confirmada como líder indiscutible del partido", mientras Meyer se negaba a entrar en valoraciones e insistía, en que su candidatura, presentada sin ánimo de ganar y sólo con el propósito de provocar un debate interno, había sido fructífera.

Voces disonantes

Para la oposición laborista, el apoyo retirado a Thatcher por sus propios correligionario s es sólo la punta del iceberg del descontento conservador, mientras Paddy Ashdown, el líder de los demócratas, hacía hincapié en la pérdida del seguimiento de la mayoría de la Cámara.El límite de lo aceptable por Thatcher estaba en la retirada de la confianza de 50 parlamentarios y la superación de esa barrera obliga a la primera ministra a tener en consideración las voces conservadoras disonantes que reclaman una más justa distribución de la riqueza y una actitud menos beligerante ante la construcción europea. Aquélla la aceptó abiertamente en su pequeña intervención callejera, y, con respecto a la Europa comunitaria, aseguró que va a luchar por una mayor unidad sin ceder por ello a la burocracia centralista de Bruselas.

La cuestión europea se había convertido en un debate preeminente de la minicampaña electoral, acentuado aún más por la intervención del presidente norteamericano, George Bush, el lunes en Bruselas, donde dijo que los acontecimientos en la Europa Oriental "piden un esfuerzo continuado, quizá intensificado, de los doce para integrarse y que la Comunidad Europea actúe como un imán que atraiga hacia adelante a las fuerzas reformistas en la Europa del Este".

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Tales palabras fueron unánimemente consideradas como un desaire a una Thatcher que goza cada vez que se encuentra en minoría de uno, y ese análisis llegó a oídos de Bush, quien ayer telefoneó a la primera ministra justo a tiempo para que ella apareciera en los Comunes diciendo que el presidente norteamericano le había dicho que su apoyo era a la Europa del mercado único y del liberalismo; "la misma que nosotros defendemos", apostilló Thatcher.

La votación de ayer ha descubierto fracturas en el Partido Conservador, muy hábil en el ocultamiento de las diferencias internas. Una pobre actuación en la política económica, acompañada de sondeos de opinión poco prometedores, podrían incitar de aquí a un año a un nuevo desafío interno contra Thatcher.

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