Editorial:

Contra el miedo

EL CANTANTE vasco Imanol actuó hace dos años en el homenaje a Yoyes, la ex militante de ETA asesinada por sus antiguos compañeros. Desde entonces no ha dejado de ser víctima de avisos -como el de pinchar las ruedas de su coche- que han culminado con la aparición de pintadas, firmadas por ETA, con mensajes similares a los que precedieron a aquel crimen. Además de eso, Imanol ha sido vetado por los amigos de los terroristas, boicoteado por los amigos de los amigos de los terroristas y provocado de diversas formas por los más jóvenes y desinformados alevines. Todo ello es relativamente hab...

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EL CANTANTE vasco Imanol actuó hace dos años en el homenaje a Yoyes, la ex militante de ETA asesinada por sus antiguos compañeros. Desde entonces no ha dejado de ser víctima de avisos -como el de pinchar las ruedas de su coche- que han culminado con la aparición de pintadas, firmadas por ETA, con mensajes similares a los que precedieron a aquel crimen. Además de eso, Imanol ha sido vetado por los amigos de los terroristas, boicoteado por los amigos de los amigos de los terroristas y provocado de diversas formas por los más jóvenes y desinformados alevines. Todo ello es relativamente habitual en Euskadi: son muchos los que se sienten bajo la mirada de ETA. La novedad reside en que Imanol ha decidido no imitar a quienes suelen preferir hacerse los distraídos. Mañana, domingo, está convocado en San Sebastián un festival en el que participarán, junto al amenazado, cantantes como Labordeta, Aute, Paco Ibáñez, Rosa León y otros. La convocatoria incluye este mensaje: "Contra el miedo".El miedo es el silencio de las conciencias. Algunos cantantes vascos, compañeros de Imanol, lo han vencido sumándose a la iniciativa. Otros se han dejado vencer por él y han escabullido el bulto. Eso también es habitual en Euskadi: el que se singularice será mirado por ETA, boicoteado por los amigos de ETA, señalado por un anónimo dedo acusador. Y muchas personas que en su fuero interno se consideran pacifistas, demócratas consecuentes, solidarias de corazón, optarán, puestas en la disyuntiva, por colocarse del lado de los amenazadores para librarse de figurar entre los amenazados. Junto a la violencia profesional de los terroristas hay en Euskadi otra violencia más difusa, cuyo terreno es el miedo y el silencio de la mayoría. En esa atmósfera, adolescentes deseosos de emular las hazañas de los pro,*esionales se toman a veces al pie de la letra las consignas que leen en las paredes y pasan a la acción. Así ocurrió hace un par de años en Portugalete, cuando un autodenominado grupo Mendeku (Venganza) prendió fuego a la casa del pueblo: dos muertos.

Que el festival del domingo haya sido organizado conjuntamente por el Ayuntamiento donostiarra y la Diputación de Guipúzcoa, instituciones ambas regidas por nacionalistas, es un síntoma de los cambios que se están produciendo en la sociedad vasca. Ya no sólo se lamenta la violencia, sino que se la hace frente. Y sólo quienes deben su notoriedad al hecho de que sus amigos maten siguen sin atreverse a romper su estruendoso silencio.

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