Cartas al director

Cela y el chovinismo

La ola de verborrea triunfalista y de regodeo laudatorio que ha desencadenado nuestro último Nobel en la Prensa española me hace pensar que si los franceses nos enseñaron a ser chovinistas, a estas alturas ya les estamos ganando. Y no es que nadie ponga en duda que C. J. Cela es un gran escritor ni que la La familia de Pascual Duarte sea una pauta importante en la novela de nuestra posguerra, si bien habría que preguntarse a quién le quedaba en aquellos años una gota de sangre para lanzarse a escribir o a publicar algo. Ahora bien, que C. J. Cela se sitúe entre Cervantes y Borges en las...

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La ola de verborrea triunfalista y de regodeo laudatorio que ha desencadenado nuestro último Nobel en la Prensa española me hace pensar que si los franceses nos enseñaron a ser chovinistas, a estas alturas ya les estamos ganando. Y no es que nadie ponga en duda que C. J. Cela es un gran escritor ni que la La familia de Pascual Duarte sea una pauta importante en la novela de nuestra posguerra, si bien habría que preguntarse a quién le quedaba en aquellos años una gota de sangre para lanzarse a escribir o a publicar algo. Ahora bien, que C. J. Cela se sitúe entre Cervantes y Borges en las letras hispánicas me parece que se está exagerando, o para sustentarlo habría que dar mayores pruebas que las esgrimidas por J. Cueto en EL PAIS del 22 de octubre de 1989. En cuanto a la justificación del Nobel, no pretendo arremeter contra la sabiduría de la Academia Sueca, pero creo que deberíamos ser modestos y sinceros, porque, a menos que lo pintoresco y campechano del personaje entre en línea de cuentas para el galardón, estaría bien que nos preguntáramos si la obra de un Carlos Fuentes, de un Octavio Paz o de un Mario Benedetti (éste no, que es demasiado comunistoide) no lo merece más, tanto por la calidad como por la diversidad de géneros literarios abarcados por estos autores.Cela, "disidente literario", dice J. Cueto, y, por si fuera poco, padre fundador de la disidencia franquista. En todo caso, disidencia demasiado añeja como para interesar al jurado.

Ya va siendo hora de que España deje de ser un fenómeno de moda en el ámbito cultural europeo, a riesgo de que después de tanto haber exprimido lo supuestamente auténtico, sólo quede el orujo de la mediocridad.- Juan Martínez.

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