Los diputados libaneses intentan reconciliarse en Arabia Saudí

La mayoría de los diputados libaneses se encontraban ya anoche en Arabia Saudí, donde hoy tienen previsto celebrar una asamblea parlamentaria muy especial. Incapaces desde el año pasado de reunirse en número suficiente dentro de su propio país, intentan ahora una reconciliación nacional bajo los auspicios de la Liga Arabe. Su escasa representatividad tras 14 años de perpeturarse en el cargo por los avatares de la guerra, resta fuerza a su empeño y hace dudar seriamente de sus logros.Los 73 de los 99 parlamentarios que han sobrevivido al conflicto civil que estalló en 1975, constituyen, con...

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La mayoría de los diputados libaneses se encontraban ya anoche en Arabia Saudí, donde hoy tienen previsto celebrar una asamblea parlamentaria muy especial. Incapaces desde el año pasado de reunirse en número suficiente dentro de su propio país, intentan ahora una reconciliación nacional bajo los auspicios de la Liga Arabe. Su escasa representatividad tras 14 años de perpeturarse en el cargo por los avatares de la guerra, resta fuerza a su empeño y hace dudar seriamente de sus logros.Los 73 de los 99 parlamentarios que han sobrevivido al conflicto civil que estalló en 1975, constituyen, con una media de 65 años, un club de ancianitos desligado por completo de la realidad social de su país.

Elegidos tres años antes, han ido renovando automáticamente sus funciones cada dos años desde 1976, ante la imposibilidad de celebrar elecciones. Ya entonces su pertenencia a distintos grupos confesionales de acuerdo con una cuota preestablecida, distorsionaba la realidad del país. Esa misma extracción ha motivado su incapacidad para elegir no sólo un nuevo presidente de la nación -casi su único cometido durante la guerra-, sino incluso de la Cámara.

"Representantes del pueblo, si no sois fieles a nuestras peticiones volveréis a vuestras casas con los pies por delante", les han recordado desde los sectores más radicales a los diputados cristianos.

Esta comunidad, primada en el reparto de poder desde la retirada francesa, teme que su cesión en ese terreno no vaya acompañada de una retirada siria del territorio libanés, lo que no sólo constituiría una gran derrota moral, sino que hipotecaría su futuro.

La última pirueta de la singular democracia de guerra libanesa es obra casi personal del vicesecretario de la Liga Árabe, Lajdar Ibrahimi. Emisario especial del triunvirato formado en Casablanca para ocuparse del asunto libanés (Arabia Saudí, Argelia y Marruecos), Ibrahimi ha estado yendo y viniendo a Beirut desde que el pasado mayo los dirigentes árabes decidieran intervenir en el destruido país mediterráneo.

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