Los años duros

Jean Cocteau publicó muchos textos autobiográficos, que se cuentan además entre lo mejor de su obra, desde Opio, diario de su desintoxicación, hasta La dificultad de ser, el Diario de un desconocido o uno de sus últimos libros, El cordón umbilical, que escribió en España, en Marbella, poco antes de morir. Pero desde su desaparición, y con cuentagotas, están publicándose una serie de diarios inéditos de gran magnitud.A partir de 1985 se editaron los dos primeros volúmenes de un diario que llevó desde 1952 hasta su muerte, bajo el título de Le passé défini, y a...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Jean Cocteau publicó muchos textos autobiográficos, que se cuentan además entre lo mejor de su obra, desde Opio, diario de su desintoxicación, hasta La dificultad de ser, el Diario de un desconocido o uno de sus últimos libros, El cordón umbilical, que escribió en España, en Marbella, poco antes de morir. Pero desde su desaparición, y con cuentagotas, están publicándose una serie de diarios inéditos de gran magnitud.A partir de 1985 se editaron los dos primeros volúmenes de un diario que llevó desde 1952 hasta su muerte, bajo el título de Le passé défini, y ahora, coincidiendo con su centenario, se acaba de publicar un grueso volumen de más de 700 páginas que contiene el diario que el escritor llevó de 1942 a 1945, esto es, en los años de la ocupación de Francia por las tropas de Hitler.

Más información

Fueron aquellos años bastante duros en la dorada existencia del escritor. Años en los que su falta de compromiso político, sus veleidades proalemanas y algunos errores de juicio le malquistaron con buena parte de la intelectualidad de su país, comprometida en el combate político contra Hitler; pero años también en que su celebridad había decaído y en los que además la Prensa francesa colaboracionista con los nazis no le perdonaba su carácter de escritor frívolo, decadente e inmoral.

Esta situación se refleja en este monumental diario, en el que se ve cómo Cocteau se refugia en un trabajo intenso y absorbente como pintor, autor teatral y cineasta -es la época de sus piezas La máquina de escribir, Renaud y Armida, de la preparación de El águila de dos cabezas, y de películas como El eterno retorno, El barón fantasma y La bella y la bestia-, mientras predica la defensa de la independencla del arte y de la soledad.

Pero un escrito dedicado al escultor alemán Arno Brecker, protegido de Hitler, no le sería perdonado. Algunos viejos amigos, como el poeta Paul Eluard, se lo recriminaron con fuerza, y hasta llegó a pasar por una comisión de investigación al final de la guerra, acusado de haber escrito y estrenado durante los años de la ocupación.

Archivado En