Gonález quiere salvar la 'cumbre' con un acuerdo monetario de compromiso

El presidente del Gobierno, Felipe González, pretende evitar una ruptura en la cumbre de Madrid entre una primera ministra británica, Margaret Thatcher, reacia al proyecto de unión monetaria, y la mayoría de sus huéspedes europeos, deseosos de ponerlo rápidamente en marcha. La unión monetaria será el principal tema a debate del 41º Consejo Europeo, que se inicia hoy en la capital de España, adonde llegaron ayer, rodeados de grandes medidas de seguridad, casi todos los jefes de Estado y de Gobierno de la CE que participarán en él.

Para impedir un estéril enfrentamiento que paralizaría el...

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El presidente del Gobierno, Felipe González, pretende evitar una ruptura en la cumbre de Madrid entre una primera ministra británica, Margaret Thatcher, reacia al proyecto de unión monetaria, y la mayoría de sus huéspedes europeos, deseosos de ponerlo rápidamente en marcha. La unión monetaria será el principal tema a debate del 41º Consejo Europeo, que se inicia hoy en la capital de España, adonde llegaron ayer, rodeados de grandes medidas de seguridad, casi todos los jefes de Estado y de Gobierno de la CE que participarán en él.

Para impedir un estéril enfrentamiento que paralizaría el proceso de la construcción europea, González examinó ayer con sus ministros de Asuntos Exteriores y de Economía posibles propuestas de consenso, que giran, en torno a la aceptacíon de la primera fase de la unión monetaria, que Thatcher no rechaza, y al logro de un cierto compromiso con las etapas ulteriores, que implican la elaboraciónde un nuevo Tratado y la creación de un sistema de bancos centrales y de una moneda única.Esta eventual solución, a mitad de camino entre las tesis británicas y el maximalismo francoalemán sobre la unión monetaria, contrasta con la imposibilidad de un acuerdo sobre la Carta de los derechos sociales fundamentales. Hasta la presidencia española de la CE admite que la rotunda oposición de Thatcher sólo permitirá constatar en las conclusiones de la cumbre el veto de un Estado contra los deseos de los otros 11. España se muestra, en cambio, confiada en lograr un consenso para endurecer las sanciones contra el régimen de Pekín, que hasta ahora sólo se limitaban a una suspensión de las visitas de alto nivel. La repulsa que inspiran a los doce las ejecuciones quedaría puesta de manifiesto, según el borrador de declaración sometido a sus socios por la presidencia española, con la prohibición de vender armas y la decisión de actuar conjuntamente en los organismos flinancieros internacionales para impedir la concesión de nuevos créditos aChina.

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