Cartas al director

Ecologismo, la nueva moda

Estamos asistiendo en los últimos tiempos a un fenómeno que, amparado en la bandera del ecologismo, está lanzando literalmente contra nuestros campos a todo tipo (de gentes ávidas de conocer, defender o estar en contacto con la naturaleza.Estas fiebres naturalistas no son otra cosa en realidad que producto de una moda que está perjudicando grandemente a nuestros espacios naturales.

Cada fin de semana, nuestros campos son invadidos por miles de personas que no respetan ni tienen en cuenta las más esenciales precauciones que han de ser adoptadas cuando de abrir las puertas del campo se tr...

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Estamos asistiendo en los últimos tiempos a un fenómeno que, amparado en la bandera del ecologismo, está lanzando literalmente contra nuestros campos a todo tipo (de gentes ávidas de conocer, defender o estar en contacto con la naturaleza.Estas fiebres naturalistas no son otra cosa en realidad que producto de una moda que está perjudicando grandemente a nuestros espacios naturales.

Cada fin de semana, nuestros campos son invadidos por miles de personas que no respetan ni tienen en cuenta las más esenciales precauciones que han de ser adoptadas cuando de abrir las puertas del campo se trata. A lo largo de nuestras carreteras, así como en los más apartados rones de nuestros montes, son arrojadas cantidades ingentes de basuras que ensucian y contaminan la naturaleza, permaneciendo en ella durante largos períodos de tiempo debido, sobre todo, a su difícil asimilación por los circuitos de regeneración orgánica. Asimismo, se causa un daño irreversible en los hábitats naturales de numerosas especies en claro peligro de extinción.

Llegado a este punto se hace necesario, para intentar atajar esta situación, empezar a educar desde la escuela a las futuras generaciones a vivir de cara a la naturaleza y no de espaldas a ella.

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Debiéramos ser conscientes de que la solución a los grandes problemas medioambientales no está en realizar salidas suicidas contra la naturaleza, sino intentando modificar nuestros pequeños hábitos cotidianos.

Es en este frente donde los verdaderos amantes de la naturaleza han de librar su batalla, y no con salidas al campo disfrazados de hipócritas ecológistas.

Hemos de concienciarnos todos de que la naturaleza, como los diamantes, es algo muy valioso, pero a la vez muy frágil. Algo que debemos respetar y cuidar cuando hagamos valer nuestro derecho a salir al campo para respirar aire puro, adoptando toda clase de precauciones para que en lo posible nuestra presencia pase inadvertida, tanto para las criaturas que en ella habitan como para quienes vengan detrás nuestro, ya que en esta guerra se ha de estar por convencimiento y no como producto de una inconsciente nueva moda.-

Alcalde de

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