Telefónica retomará distintas iniciativas 'ancladas' tras la salida de Luis Solana

Telefónica cerró 1988 con unos beneficios de 61.500 millones de pesetas, un resultado "razonable" a juicio de su nuevo presidente, Cándido Velázquez. En una de las primeras intervenciones públicas tras su nombramiento, Velázquez señaló que el equipo directivo de Telefónica ha retomado distintos temas anclados tras la salida de Luis Solana, entre los que figuran la propuesta de una subida de tarifas, la solución al problema de su mutualidad, la negociación del nuevo contrato programa con el Estado, la mejora en los servicios y la redefinición de la política industrial de la empresa semipública....

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Telefónica cerró 1988 con unos beneficios de 61.500 millones de pesetas, un resultado "razonable" a juicio de su nuevo presidente, Cándido Velázquez. En una de las primeras intervenciones públicas tras su nombramiento, Velázquez señaló que el equipo directivo de Telefónica ha retomado distintos temas anclados tras la salida de Luis Solana, entre los que figuran la propuesta de una subida de tarifas, la solución al problema de su mutualidad, la negociación del nuevo contrato programa con el Estado, la mejora en los servicios y la redefinición de la política industrial de la empresa semipública.

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La Compañía Telefónica registró durante el año pasado unos ingresos por operaciones de 607.670 millones de pesetas. El cash flow bruto (beneficios más amortizaciones) alcanzó los 303.000 millones de pesetas. El endeudamiento a medio y largo plazo se situó al término del año en más de 746.000 millones de pesetas, de acuerdo con los datos del balance anunciados ayer por la compañía, que mantendrá el habitual dividendo (11%) a sus accionistas.Las fuertes inversiones presupuestadas por Telefónica para hacer frente a la creciente demanda y la degradación de la calidad de sus servicios (más de 520.000 millones de pesetas en 1989) supondrán para Telefónica el fin de su ciclo de saneamiento y el comienzo de una política de expansión, con unos menores índices de rentabilidad y un mayor endeudamiento, a juicio de los observadores. De acuerdo con sus previsiones de inversión, Telefónica duplicará su activo en el plazo de cuatro años.

"La extensión del servicio y la mejora de su calidad es una de nuestras preocupaciones fundamentales, y hay que acometerlas pese al profundo disgusto de tener que pasar por este problema", puntualizó Velázquez en un encuentro con periodistas celebrado en la mañana de ayer. [El tiempo medio de espera en la instalación de un teléfono era de 5,4 meses durante el pasado mes de diciembre, y debe evolucionar hasta una media de 3,6 meses al término del año. El tiempo medio de reparación de averías para particulares debe evolucionar de 20,9 a 20 horas.] Telefónica avanzará en la modificación de estos ratios en 1989.

Telefónica ha retomado los trabajos para proponer una subida de tarifas al Ministerio de Economía en un nivel "justo", que le permita atender la mejora en sus servicios, el avance en sus actividades de interés social (no rentables), el mantenimiento de la salud financiera y el dividendo y la retribución a los trabajadores, degradada ante el error de 2,8 puntos en la previsión de la inflación durante 1988. Velázquez declinó comentar una cifra concreta, aunque calificó de "necesario" un incremento superior al IPC previsto para este año (1%).

El nuevo presidente de Telefónica comentó también la voluntad de la compañía de acelerar la conclusión de un nuevo contrato con el Estado, que regulará las actividades de la sociedad. Según la ley de Ordenación de las Telecomunicaciones, este contrato debía haberse cerrado en 1988.

Asignatura pendiente

"Uno de los problemas más importantes de la compañía, la búsqueda de una salida a la Institución Telefónica de Previsión (ITP, la mutualidad de trabajadores) sigue siendo una de las asignaturas pendientes", añadió Velázquez. De acuerdo con los estudios actuariales encargados hace meses por los sindicatos, el déficit técnico de ITP alcanzaba los 100.000 millones de pesetas en el verano pasado. Las estimaciones conservadoras apuntan a que esta cifra ronda en la actualidad los 120.000 millones. "A ver si en 1989 podemos al menos clarificar conjuntamente con los trabajadores, una serie de alternativas de solución [en un problema en el que] el ya no aspiramos a nota, sino a un aprobado", ironizó Velázquez.Otras de las áreas sujetas a análisis por el nuevo responsable es la política industrial de la compañía, tras el abandono en sus participaciones tradicionales propiciado por el anterior presidente Luis Solana.

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