Cartas al director

Proceso místico

El 14 de diciembre afloraron las espinas entre las rosas y los bonsais. Ese día, las calles de España se convirtieron en tribunas, parlamentarias del clamor popular. Los sindicatos habían arengado a la población al grito de "Párales los pies", eslogan que sintetizaba eufóricamente la indefensión ante el poder omnímodo, la rabia y la impotencia social de los gobernados ante sus gobernantes.El 14 de diciembre emergieron mensajes hasta entonces latentes: las espinas del descontento, el desencanto, la frustrante utopía del cambio, los piquetes del IPC y la inflación, la revisión de la memor...

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El 14 de diciembre afloraron las espinas entre las rosas y los bonsais. Ese día, las calles de España se convirtieron en tribunas, parlamentarias del clamor popular. Los sindicatos habían arengado a la población al grito de "Párales los pies", eslogan que sintetizaba eufóricamente la indefensión ante el poder omnímodo, la rabia y la impotencia social de los gobernados ante sus gobernantes.El 14 de diciembre emergieron mensajes hasta entonces latentes: las espinas del descontento, el desencanto, la frustrante utopía del cambio, los piquetes del IPC y la inflación, la revisión de la memoria histórica; es decir, la evolución socialista desde la pana isidoriana de Suresnes hasta la pura lana inglesa de hoy, una lección sin acritud a los comportamientos falconcrestianos y poco edificantes de algunos cargos públicos, una OPA hostil a la política económico-social de corte preysleriano del Gobierno, una reprobación a la filosofía del carné, una censura de la obesidad crematística de los poderosos que menoscaba la dieta escuálida de los que pierden calorías adquisitivas, el trabajo precario de los jóvenes domésticos de la litrona, las colas mendicantes del paro, el rechazo nato de la apología del miedo esgrimida por el Gobierno.

¿Y después del 14, qué? Se espera la reconversión mística del Gobierno. Permítanme el símil, sin ánimo irreverente. El 14 de dieciembre se celebró la festividad de san Juan de la Cruz, eximio exponente de la mística española.

El proceso místico tiene tres fases que conducen al buen camino: vía purgativa, vía iluminativa y vía unitiva.

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Felipe González, en la vía purgativa, se purificará de sus pecados mediante la penitencia que conlleva la huelga general del "día oscuro del puño y la rosa"; en la vía iluminativa, por medio de la gracia de algunas concesiones al pueblo y ante la carencia de gracias alternativas, alcanzará un mayor grado de prospección electoral.

Y finalmente, en la vía unitiva, que tiene imagen de urna, pretenderá la fusión amorosa entre el elector y él. De esta manera culminará en el éxtasis de 1992. Claro que también se podría encontrar con el portazo en las narices de la ascética, cuyo eslogan es concluyente: "A Nicolás rogando y con el mazo votando".

Sea como fuere, el 14 de diciembre afloraron las espinas entre las rosas y los bonsais.-

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