Terremoto político en Brasil

El partido del Gobierno gana en sólo dos de las 10 mayores ciudades del país

Los primeros resultados de las elecciones municipales de Brasil constituyen un auténtico terremoto y modifican el panorama político ante la elección presidencial, prevista para el 15 de noviembre de 1989. El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), en el poder, que tiene 22 gobernadores de los 23 Estados, sólo consiguió dos de las 10 alcaldías en las ciudades con más de un millón de habitantes.

Todos los resultados provisionales confirman que la ultraizquierdista Luiza Erundina, del Partido de los Trabajadores (PT), será alcaldesa de Sáo Paulo, la mayor ciudad de América del...

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Los primeros resultados de las elecciones municipales de Brasil constituyen un auténtico terremoto y modifican el panorama político ante la elección presidencial, prevista para el 15 de noviembre de 1989. El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), en el poder, que tiene 22 gobernadores de los 23 Estados, sólo consiguió dos de las 10 alcaldías en las ciudades con más de un millón de habitantes.

Todos los resultados provisionales confirman que la ultraizquierdista Luiza Erundina, del Partido de los Trabajadores (PT), será alcaldesa de Sáo Paulo, la mayor ciudad de América del Sur. En Río de Janeiro ganó la alcaldía Marcelo Alencar, del Partido Democrático Trabalhista (PDT), que preside el líder populista de izquierda Leonel Brizola, aspirante a la presidencia de Brasil. En Belo Horizonte (Minas Gerais), tercera ciudad de Brasil, parece casi seguro el triunfo de Pimenta Da Veiga, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), de centro-iz quierda. En estas tres ciudades los candidatos del PMDB ni siquiera están en segunda posición. En las 10 ciudades con más de un millón de habitantes, el PMDB sólo parece haber ganado las alcaldías de Salvador, capital del Estado de Bahía, y Fortaleza, capital de Ceará.

El PMDB ha sido barrido de las alcaldías del Brasil más desarrollado, el sur y el sureste del país. Tras las elecciones del martes, el que orgullosamente se autocalificaba de "partido más fuerte de Occidente" corre riesgo de quedar reducido a un partido con base rural y asentado en los sectores más subdesarrollados de Brasil, allí donde los caciques imponen todavía su ley, fuera de las regiones modernas del país.

Las municipales se convirtieron en un plebiscito sobre la política del presidente José Sarney y su Gobierno. El gubernamental PMDB pagó los platos rotos de una inflación galopante, el desgobierno de Brasilia, el año más de mandato de Sarney -impuesto conmalas artes el pasado mes de junio- y los recientes tres muertos por el Ejército en la huelga de la siderurgia de Volta Redonda. Tras la aparición de varios obreros, que habían desaparecido después de los sangrientos enfrentamientos, se ha confirmado que el número efectivo de muertos fue tres y no cinco o más como se temió en un primer momento.

Resultado sensacional

Las urnas de las elecciones municipales se abrieron ayer a las ocho de la mañana (once de la mañana en España). Los primeros cómputos confirman los resultados de la encuesta a pie de urna de la noche del martes.El resultado más sensacional, por inesperado, ha sido el triunfo de Erundina (PT) en Sáo Paulo. Cuando iban computados 800.000 votos Erundina llevaba casi un 57. de venta ja a su contrincante inmediato, Paulo Maluf, de 57 años. vinculado a la dictadura. Maluf fue candidato del Partido Democrático Social (derechista) y ya había sido alcalde y gobernador de Sáo Paulo. En 1986 Maluf perdió la elección presidencial que ganó el fallecido Tancredo Neves. En Brasil el nombre de Maluf se asocia con varios casos de corrupción. El candidato derrotado fue obligado judicialmente a devolver dinero a las cajas públicas. Entre sus decisiones más discutidas fue la de regalar un coche, con cargo al presupuesto de Sáo Paulo, a cada uno de los campeones mundiales de fútbol de 1970. El antimalufismo fue sin duda un factor importante para la victoria de Erundina.

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El actual alcalde de Sáo Paulo es el legendario ex presidente brasileño Janio Quadros, de 71 años, que en 1960, tras menos de siete meses de presidencia, dimitió de su cargo sin dar explicación. Entrevistado cuando votaba, a la pregunta de cómo veía la posibilidad de ser sustituido por una mujer, Quadras respondió: "A mí me gusta la mujer en casa, con un niño al cuello y preparándome el tutu de frijol [guiso típico de Sáo Paulo]". Llamó también la atención un comentario del último presidente de la dictadura, general Joáo Figueiredo. Al ser reconocido en la cola para votar, en Petrópolis, un elector dijo que le daría su voto si se presentara a las presidenciales del próximo año. Figueiredo replicó: "Si las hay".

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