La distensión, aliada de la Unesco

Los países del Tercer Mundo consideran que se orienta excesivamente al Norte

La coexistencia entre las dos superpotencias facilita la labor de] director general de la Unesco, el español Federico Mayor Zaragoza, que acaba de superar en estado de gracia la reunión de otoño del comité ejecutivo de la organización, en la que se ha discutido un esbozo del Plan a Medio Plazo(1990-1995). Sin embargo, los países del Tercer Mundo consideran que la Unesco está tomando una orientación excesivamente favorable a los países del norte.

Poco antes de la reunión del comité ejecutivo, que terminó la semana pasada tras casi un mes de sesiones, el ministro de Asuntos Exteriores de ...

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La coexistencia entre las dos superpotencias facilita la labor de] director general de la Unesco, el español Federico Mayor Zaragoza, que acaba de superar en estado de gracia la reunión de otoño del comité ejecutivo de la organización, en la que se ha discutido un esbozo del Plan a Medio Plazo(1990-1995). Sin embargo, los países del Tercer Mundo consideran que la Unesco está tomando una orientación excesivamente favorable a los países del norte.

Poco antes de la reunión del comité ejecutivo, que terminó la semana pasada tras casi un mes de sesiones, el ministro de Asuntos Exteriores de la URSS, Edvard Shevarnadze, aprovechó su visita oficial a París a mediados del pasado mes de octubre para pronunciar en la sede de la Unesco un discurso elogioso hacia Mayor Zaragoza y autocrítico con la política anterior de su país en la organización. Además de señalar que había comenzado "el renacimiento" del organismo internacional, Shevarnadze dijo que "el principio de tolerancia propio de la Unesco se encontró comprometido [en el pasado] por posturas demasiado marcadas por las ideologías".En la presentación de su informe al comité ejecutivo, Mayor Zaragoza anunció que Españahabía decidido aportar a la Unesco dos importantes contribuciones: cuatro millones de dólares (cerca de 500 millones de pesetas) para el programa internacional de informática y 300.000 dólares (35,5 millones de pesetas) para la lucha contra el analfabetismo en África. Estas decisiones se interpretan como un fuerte apoyo del Gobierno español a Mayor Zaragoza, especialmente si se tienen en cuenta las reticencias mantenidas hasta última hora por el PSOE ante la elección del dirigente del CDS como director general.

Los objetivos de Mayor Zaragoza en esta nueva etapa de la Unesco se centran, de acuerdo con lo expuesto en su informe, en aumentar la eficacia del secretariado, mejorar la situación presupuestaria y financiera -delicada tras la retirada de EE UU y el Reino Unido-, acrecentar la acción visible del organismo, reforzar su credibilidad y desarrollar sus capacidades operacionales.

Algunos consejeros de países del Tercer Mundo consideran que la alianza entre soviéticos y occidentales y la nueva orientación favorable a los países del Norte "está convirtiendo a la Unesco en una agencia de asistencia, cuando tanto nos costó convertirla en una organización internacional de cooperación". Los mismos medios señalan que casi todas las actuaciones están encaminadas a conseguir el retorno a la organización de Estados Unidos y del Reino Unido. Esta aspiración se nota incluso, en opinión de las mismas fuentes, en la política de nombramientos.

En el aspecto ideológico, las únicas críticas al informe de Mayor Zaragoza provinieron de países subdesarrollados, que solicitaron una mayor claridad en la denuncia del apartheid y la reparación del olvido en el Plan a Medio Plazo de la colaboración de la Unesco con los movimientos de liberación. Finalmente, estos puntos fueron incluidos en el documento, así como el concepto "derechos de los pueblos" junto al de "derechos humanos".

Nombramientos polémicos

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La tregua se rompió al abordar las cuestiones organizativas. La decisión de Mayor Zaragoza de nombrar dos directores generales adjuntos y concentrar en un solo órgano, vinculado a él, la programación, el presupuesto y la evaluación suscitó numerosas críticas, así como la supresión de las oficinas de coordinación regional en África, América Latina y el aribe, Asia y el Pacífico y los Estados árabes. Los críticos consideran que esta decisión interrumpe el proceso de descentralización de la Unesco.El representante de Venezuela, uno de los países que lanzaron la candidatura de Mayor Zaragoza a la dirección general, censuró con dureza la supresión de las oficinas regionales, entre ellas la de Caracas. Luis M. Peñalver, ex ministro socialdemócrata de Educación, evocó la "macrocefalia" de la organizacion y acusó al director general de haber "transgredido" un convenio al tomar una "medida unilateral" sin informar ni consultar al Gobierno de Venezuela.

Con la eliminación de las oficinas regionales, consideradas costosas e ineficaces, Mayor Zaragoza pretende que las representaciones de la Unesco en cada país, directamente relacionadas con la sede central de París, tengan una mayor presencia y actividad que la actual.

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