Expertos en arte temen que el aparcamiento de la plaza de Oriente 'destroce' restos valiosos

El proyecto municipal para construir un aparcamiento y varios pasos subterráneos en la plaza de Oriente y en la calle de Bailén, obras valoradas en 5.000 millones de pesetas, podría "llevarse por delante uno de los mejores yacimientos arqueológicos que quedan en Madrid". Ésta es la opinión de la Coordinadora para la Defensa del Patrimonio Histórico Artístico de Madrid, que se opone a esta "obra faraónica" que, según sus estudios, no podrá finalizarse en 1992, "a no ser que se haga a toda prisa y que destrocen todo lo que encuentren en el subsuelo".

Un estudio arqueológico realizado por ...

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El proyecto municipal para construir un aparcamiento y varios pasos subterráneos en la plaza de Oriente y en la calle de Bailén, obras valoradas en 5.000 millones de pesetas, podría "llevarse por delante uno de los mejores yacimientos arqueológicos que quedan en Madrid". Ésta es la opinión de la Coordinadora para la Defensa del Patrimonio Histórico Artístico de Madrid, que se opone a esta "obra faraónica" que, según sus estudios, no podrá finalizarse en 1992, "a no ser que se haga a toda prisa y que destrocen todo lo que encuentren en el subsuelo".

Un estudio arqueológico realizado por miembros de esta coordinadora, que el pasado viernes 28 realizaron una concentración de protesta en la plaza de la Villa, avala que en la zona hay restos, entre otros, de la antigua muralla y alcázar árabe, de la iglesia de San Juan (donde presumiblemente están los restos del pintor Velázquez) y de los llamados Caños del Peral, importante acuífero que surtía de agua a la zona y que todavía a veces se manifiesta en los bajos del teatro Real.Un estudio realizado en 1983 por arqueólogos del Museo Municipal también destaca que algunos tramos de la antigua muralla y algunos restos del Madrid preislámico están situados precisamente en la calle de Bailén o en sus proximidades, zona esta por la que pasará uno de los pasos subterráneos.

Según la presidenta de la coordinadora, Ángeles Llauradó, y la profesora de historia del arte María Figuero Gaoria, durante las excavaciones podría aparecer "cualquier cosa", incluso restos del paleolítico, ya que el subsuelo de la zona permanece prácticamente virgen desde tiempos inmemoriales.

Cimientos muy anchos

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La coordinadora teme además que los cimientos del palacio Real, muy anchos y al mismo tiempo muy profundos, puedan verse resentidos por la obra. El proyecto municipal prevé que el paso subterráneo de la calle de Bailén, que pasa justo delante de la fachada principal del palacio, tenga dos niveles o alturas. "Por tanto", insiste Llauradó, "tendrán que excavar mucho, por lo que la base de cimentación que da solidez al edificio podría resentirse e incluso se podría dañarla propia estructura del palacio". María Figuero añade que es muy posible que los constructores "choquen" con los cimientos.

La oposición de la coordinadora se basa además en otros criterios que no son los puramente arqueológicos. El plan del Ayuntamiento dispone que la empresa adjudicataria de las obras del aparcamiento, que podrá albergar a 900 turismos y 60 autobuses, tendrá que retirar previamente el ajardinamiento y elementos de la plaza de Oriente y espacios aledaños, lugares ambos en los que durante los años del franquismo se realizaban las multitudinarias concentraciones de exaltación del régimen.

"Tendrán que cortar árboles centenarios (magnolios, castaños de Indias, pinos y acacias fundamentalmente), o al menos podar sus raíces. Además, es imposible prever cómo quedará el nuevo ajardinamiento", comenta Llauradó. Incluso la estatua ecuestre de Felipe IV tendría que ser desplazada de su ubicación actual. Por otro lado, la coordinadora se opone a que en el aparcamiento, si llega a construirse, se ubique un centro comercial.

La plaza de Oriente, califica da de "ensimismamiento histórico" por Manuel Vázquez Montalbán en su novela Asesinato en el comité central, podría permanecer durante cuatro años como un 11 queso de Gruyère", según la coordinadora. Además, si la obra se llevara a cabo podrían producirse en la zona "monumentales atascos subterráneos" que deteriorarían el medio ambiente de los cercanos jardines del Campo del Moro. Según Llauradó, a los responsables del Ayuntamiento de Madrid "les ha entrado la fiebre del 92 y quieren terminar la obra en esa fecha cueste lo que cueste".

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