Historia de una escalera

Una constructora comienza la rehabilitación de un edificio protegido con los vecinos dentro

Las 18 familias que viven en el edificio de la plaza del Duque de Alba, 2, de Madrid, un antiguo e inmenso palacio cargado de historia, andan en pie de guerra. Una empresa que compró la casa por 23 millones de pesetas el pasado año intenta reacondicionarla para hacer apartamentos. Las obras, paralizadas este verano por orden municipal, habían comenzado con los vecinos dentro. En cinco años su destino ha pasado de la rehabilitación municipal al acoso para que abandonen sus viviendas, según denuncian.

El edificio de la plaza del Duque de Alba, antiguo palacio en sus buenos tiempos, ac...

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Las 18 familias que viven en el edificio de la plaza del Duque de Alba, 2, de Madrid, un antiguo e inmenso palacio cargado de historia, andan en pie de guerra. Una empresa que compró la casa por 23 millones de pesetas el pasado año intenta reacondicionarla para hacer apartamentos. Las obras, paralizadas este verano por orden municipal, habían comenzado con los vecinos dentro. En cinco años su destino ha pasado de la rehabilitación municipal al acoso para que abandonen sus viviendas, según denuncian.

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El edificio de la plaza del Duque de Alba, antiguo palacio en sus buenos tiempos, acusa más los últimos años de abandono que sus dos siglos de historia. Los nueve patios de la casa han sido asaltados por hierbajos salvajes y por los muchos pedazos de tejados, balcones, paredes, cañerías, baldosas o escaleras que han abandonado, a fuerza de desidia, su original ubicación. "La verdad es que los anteriores propietarios, los duques de Sueca no invirtieron un duro aquí", afirman los vecinos.Este laberinto de pasillos y es caleras lúgubres, interminables está salpicado de abandono y decrepitud. El agua se empeña en infiltrarse por las paredes hasta ennegrecerlas y la instalación eléctrica del edificio sólo permite la presencia desperdigada de bombillas de apenas 40 vatios. En las casas es imposible lavar y ver la televisión a la vez.

Este panorama, y sus 2.753 metros cuadrados, es lo que adquirió hace un año, por 23 millones de pesetas, la empresa Ducalba. Para entonces el Ayuntamiento ya había descartado la compra del edificio, "por caro", según el concejal de Urbanismo, Jesús Espelosín. Se cerraba así la intención municipal, anunciada en 1983, de rehabilitarlo. En 1985 el Ayuntamiento se conformó con declararlo equipamiento sanitario con destino al nonato Centro de Salud de Embajadores.

Ducalba pretende rehabilitar el edificio y alquilar las viviendas. "Hemos dado indeminizaciones a cinco vecinos que se querían ir. A los demás nadie les va a echar", afirma Enrique Fernández, director adjunto de la firma. Esta empresa ha ofrecido a algunos vecinos dinero o vivienda en otras zonas de Madrid, pero ninguno ha aceptado. "De todas formas era muy poco el dinero que nos ofrecían", afirma uno de ellos.

La Dirección General del Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid ordenó en julio pasado paralizar las obras que Ducalba había empezado en el interior del inmueble. Mientras los propietarios aseguran contar con licencia en regla, la Comunidad de Madrid afirma que sólo la tenían para obra menor y el Ayuntamiento dice simplemente que no la tenían.

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"Estamos pagando cerca de medio millón de agua para unos vecinos que tienen rentas antiguas de 300 pesetas y ahora se nos obliga a hacer esta obra. Estamos dispuestos a negociar con el Ayuntamiento para que compre el edificio", afirma Fernández.

Francisco Cuenca, que ha pasado en esta casa los 73 años de su vida, afirma que le sacarán de ahí con los pies por delante.

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