Cartas al director

La manzana mecánica

Creo conveniente puntualizar algunas de las ideas expresadas en el editorial La manzana mecánica, del 13 de agosto de 1988. Es cierto que no existen verdades absolutas, con mayúscula, muy particularmente en política, religión y muchas otras creencias humanas, puesto que éstas son producto de la imaginación del hombre y, por consiguiente, son subjetivas. Pero del editorial se desprende que también en las ciencias, la física en particular, nos encontramos con idéntica situación: son subjetivas, cambian caprichosamente, son engañosas y, a fin de cuentas, poco más o menos son falsas. Esto n...

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Creo conveniente puntualizar algunas de las ideas expresadas en el editorial La manzana mecánica, del 13 de agosto de 1988. Es cierto que no existen verdades absolutas, con mayúscula, muy particularmente en política, religión y muchas otras creencias humanas, puesto que éstas son producto de la imaginación del hombre y, por consiguiente, son subjetivas. Pero del editorial se desprende que también en las ciencias, la física en particular, nos encontramos con idéntica situación: son subjetivas, cambian caprichosamente, son engañosas y, a fin de cuentas, poco más o menos son falsas. Esto no es así. La física y el experimento en Groenlandia citado es testimonio de ello, debe ser sometida a la prueba objetiva de la experimentación, independientemente de los gustos o deseos del investigador. Las verdades científicas no son ciertamente absolutas, son relativas, pero una verdad relativa no es una mentira o una simple suposición.Las leyes newtonianas no son falsas, sino simplemente que son verdad dentro de un grado de exactitud; en eso son relativas. Si las conclusiones de la experiencia en Groenlandia, aún no terminadas, así lo indicaran, las leyes de la gravitación se podrán corregir, que no desmentir, en valores extremadamente pequeños. Ya a principios de siglo Einstein había introducido una precisión suplementaria a Newton, tan pequeña en nuestro mundo macroscópico, que para el lanzamiento de satélites al espacio se utilizan exclusivamente las leyes newtonianas.

La relatividad, pues, de los conocimientos científicos, que no creencias, no significa que carezcan de verdad. Si así no fuese, nuestro mundo sería el caos: los aviones no despegarían, los satélites se estrellarían contra la tierra continuamente, tendríamos epidemias de viruela y cólera como antaño, y no tendríamos seguro ni el suelo que pisamos. La humanidad estaría aún como el Neandertal, con sólo un garrote.

Las verdades científicas, pues, son relativas, ajustables, perfeccionables, sin llegar a ser quizá jamás definitivas, pero ello no autoriza a decir que cualquier supuesto pueda ser verdad, que todo vale, y de esa forma equiparar, por ejemplo, la delirante astrología con la astrofisica.-

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