Marineros en tierra

La empresa holandesa Heerema quiere sustituir a 600 trabajadores españoles por operarios asiáticos

El caso está ya cerrado, pero los acontecimientos registrados a bordo de los buques de la empresa holandesa Heerema, dedicada a la instalación de plataformas petrolíferas, son ahora objeto de discusión entre los juristas neerlandeses. Por encima de la situación de una compañía que se formó en Venezuela, tiene su sede social en Suiza y utiliza leyes laborales, y la bandera, de Panamá, aparecen las circunstancias de un acto calificado técnicamente de motín, y de un despido para el cual dicha legislación no prevé indemnizaciones. De la mesa de negociaciones acabarían retirándose la Unión Internac...

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El caso está ya cerrado, pero los acontecimientos registrados a bordo de los buques de la empresa holandesa Heerema, dedicada a la instalación de plataformas petrolíferas, son ahora objeto de discusión entre los juristas neerlandeses. Por encima de la situación de una compañía que se formó en Venezuela, tiene su sede social en Suiza y utiliza leyes laborales, y la bandera, de Panamá, aparecen las circunstancias de un acto calificado técnicamente de motín, y de un despido para el cual dicha legislación no prevé indemnizaciones. De la mesa de negociaciones acabarían retirándose la Unión Internacional de Trabajadores del Mar y los propios letrados de los operarios españoles, por considerar suficiente la oferta final de Heerema: 24 días de salario por año trabajado.

La actuación de las fuerzas antidisturbios de la policía holandesa y el dramático desalojo del Hermod en el mar del Norte llenaron los minutos finales de un conflicto que había empezado, casi suavemente, con la llegada de nuevos empleados a los barcos de Heerema. Se trataba de hombres del sureste asiático, y su presencia encendió la señal de alarma entre los tripulantes españoles, que vieron en ello el primer paso para facilitar su despido. Comenzaron las consultas y, en efecto, se supo que la compañía tenía previsto sustituir en dos años a unos 600 miembros de la plantilla española, compuesta por 946 trabajadores especializados. Éstos eran llamados de forma periódica, y suelen cobrar entre 350.000 y 500.000 pesetas al mes, aunque carecen de seguridad social y de jubilación. Sus impuestos deben ser abonados en Panamá.

La oferta

Así que el pasado 5 de julio se iniciaban en Rotterdam unas tranquilas negociaciones a las que Heerema acudió con una oferta de nueve días de salario por año trabajado. La cifra fue subiendo a medida que pasaba el tiempo y el comité de trabajadores presionaba y rebajaba las suyas: de 45 días a 35, y después a 30. Al final, la compañía holandesa formuló una propuesta definitiva de 24 días por año. El comité, que organizó una votación a bordo del Hermod y del Balder, los barcos fondeados en Holanda, y otra en el Odín, situado en el golfo de México, consultando también a los trabajadores de España, contestó que sólo con otra de 30 días podría tratar de lograr un acuerdo. Sin embargo, los sindicatos y sus propios abogados calificaron de suficiente la oferta de Heerema y se retiraron del caso.Las negociaciones estaban rotas el lunes 15 de agosto, pero otro acontecimiento acaparaba ya la atención de todos. El viernes 12 de agosto, el capitán del Hermod, fondeado frente a la localidad de Den Helder, y a la sazón fuera de las aguas territoriales holandesas, lanzó un mensaje de socorro: los 74 tripulantes españoles había declarado un motín a bordo. Ellos sostuvieron siempre que la revuelta no existió y la seguridad de la nave fue salvaguardada. Que todo se debió al estado emocional del capitán, incapaz de reaccionar ante la proximidad de una tormenta. Debido al tiempo, el Hermod sería trasladado a la isla de Texel, acción en la que intervinieron los españoles. Poco después, llegaría al barco un télex de la compañía exigiendo su incomunicación, y 75 florines diarios en concepto de comida y cama. Y es que, el mismo lunes día 15, el presidente del tribunal de Alkmaar, G. Janser, había dictado la vuelta al trabajo o el desalojo del barco. El comité dijo entonces que esperarían acontecimientos.

El martes 16 de agosto, las unidades móviles de la policía aterrizaron con helicópteros a bordo del Hermod. Contaron para ello con el apoyo logístico de la marina holandesa, que prestó sus plataformas en Den Helder. Durante la noche del martes, los 150 españoles del Balder abandonaron voluntariamente el barco fondeado en Rotterdam. Tres miembros del comité, los únicos que permanecen en Holanda, tratan de recuperar algún acuerdo.

Para los tribunales holandeses, el caso se cerró cuando la huelga fue declarada ¡legal. Para Heerema posiblemente también, ya que sólo rompió su silencio de las últimas horas para pedir la actuación policial. Lejos quedaba la reunión urgente celebrada en el Ministerio de Justicia a instancias del Gobierno de Panamá, cuando se declaró el motín a bordo del Hermod.

Deportados

Y mucho más lejanas aún, las negociaciones sobre el despido de parte de la plantilla, que se ha marchado ahora sin indemnización alguna. Al final, este contencioso se cierra sin acuerdo económico, tras casi dos meses de negociaciones y con la actuación especial del Ministerio de Justicia holandés, el Gobierno de Panamá y las fuerzas antidisturbios de la policía.[Por otra parte, 72 marineros que trabajaban en el barcogrúa Odín abandonaron ayer voluntariamente la embarcación tras finalizar la huelga que mantenían desde hace una semana, según Efe. Los marineros partieron al mediodía desde Nueva Orleans en un vuelo charter de Gulf Air con destino a España, informaron fuentes del consulado español y de la compañía Transoceanic, que representa a Heerema.

Funcionarios del servicio estadounidense de inmigración confirmaron que "no hubo motín ni violencia en el Odín". Un portavoz de Transoceanic dijo que el Odín fue remolcado a Nueva Orleans, mientras un funcionario del consulado español indicó que el barco sigue en el golfo de México].

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