El Gobierno regional invierte 2.100 millones en un centro de anticuarios y diseñadores de lujo

"Estoy bastante impresionado", afirmó ayer Joaquín Leguina, presidente de la Comunidad de Madrid, después de visitar el complejo comercial de alto nivel que el Gobierno regional abrirá en octubre en el edificio rehabilitado del antiguo mercado de pescados de la Puerta de Toledo. La aportación de dinero público es de 2.100 millones de pesetas -entre recursos propios y préstamos-, el 68% de una inversión total de 3.100 millones. Se trata de vender junto al Rastro "la antigüedad más clásica y el diseño más rabioso", según el gerente del complejo, José Carlos Lacalle.

Ningún objeto que teng...

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"Estoy bastante impresionado", afirmó ayer Joaquín Leguina, presidente de la Comunidad de Madrid, después de visitar el complejo comercial de alto nivel que el Gobierno regional abrirá en octubre en el edificio rehabilitado del antiguo mercado de pescados de la Puerta de Toledo. La aportación de dinero público es de 2.100 millones de pesetas -entre recursos propios y préstamos-, el 68% de una inversión total de 3.100 millones. Se trata de vender junto al Rastro "la antigüedad más clásica y el diseño más rabioso", según el gerente del complejo, José Carlos Lacalle.

Ningún objeto que tenga menos de un siglo entrará en sus tiendas de antigüedades, ni se venderá tampoco una sola camisa si no va firmada por su autor. Para hacerlo posible, el Instituto Madrileño de Desarrollo (Imade), de la Comunidad Autónoma, accionista único de la sociedad promotora, se ha gastado 600 millones de pesetas y ha solicitado préstamos por valor de 1.500 millones para rehabilitar el viejo mercado de pescados de Madrid.Un comité de selección cuidará de que los anticuarios, joyeros, diseñadores de moda y artesanos que logren entrar en este templo de los "productos de autor" estén a la altura de la exclusividad con que nace el complejo. Justo al lado está el Rastro, con el que esperan "convivir y no enfrentarnos", según el gerente del Imade, Juan José Llisterri.

El Ayuntamiento de Madrid, propietario del edificio, lo ha cedido a la Comunidad durante 30 años. El Imade espera que en la mitad de ese período se puedan recuperar los recursos invertidos. Los comerciantes aportan 1.000 millones para el montaje y la decoración de los locales, y además, pagarán unos alquileres -no se podrán comprar los locales- que oscilan entre 5.000 y 12.000 pesetas por metro cuadrado.

El centro tiene 25.000 metros cuadrados, de los que cerca de la mitad está ocupada por 145 locales comerciales. El 80% ya está contratado, y la sociedad se ha reservado algunos para pedir a ciertas firmas de prestigio que se instalen, con objeto de acentuar aún más el prestigio de marca del complejo.

Los contratos de alquiler contienen unos criterios de firma tan rigurosos, que no se permitirá a ningún diseñador vender artículos no diseñados personalmente por él. El catálogo de actividades comprende las antigüedades, el diseño de ropa, la decoración, la joyería y la artesanía. Todo ello animado con una sala de exposiciones y subastas, y cuatro restaurantes.

Con este proyecto, el presidente de la Comunidad, Joaquín Leguina, aspira a "dotar de vida a una zona que se está rehabilitando", en referencia a la reestructuración urbanística de la zona del Rastro, en una de cuyas áreas, la plaza del Campillo del Nuevo Mundo, se ubica el mayor mercado de radiocasetes robados de Madrid. El presidente expresó también su confianza en que lleguen a pasar por el complejo unos dos millones de personas al año.

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La que será sede del exclusivo mercado del diseño y la antigüedad ha sido remozada por los arquitectos Ricardo Aroca, Jesús Peñalba y Martín Domínguez. En una operación arquitectónica que ha durado tres años y que califican de "más decidida que discreta", han respetado la estructura del antiguo mercado, intentando "abrir huecos para facilitar la circulación vertical de las personas y posibilitar una mayor entrada de luz", según Domínguez.

Los arquitectos afirman que han tratado de armonizar, con el nuevo edificio, la zona de San Francisco el Grande y la plaza de Oriente con la del Rastro. En un primer momento se pensó destinar el edificio a otro uso: un centro de artesanos. La exclusividad del proyecto ha obligado a la Comunidad a reservarse un local para que al menos cinco artesanos, interesantes, pero no de lujo, puedan exponer allí sus obras.

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