Los mexicanos votan hoy con la esperanza del cambio

Los mexicanos acuden hoy a las urnas con toda la tensión y expectación que exigen unas verdaderas elecciones democráticas, aunque convencidos de que Carlos Salinas de Gortari, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), será el próximo presidente de la República. Las últimas declaraciones de los dirigentes políticos fueron para pedir serenidad a la población y para rechazar la violencia como medio para conseguir el cambio que una mayoría del país espera.

El presidente Miguel de la Madrid dirigió en la noche del lunes un mensaje a la nación en el que garantizó que las el...

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Los mexicanos acuden hoy a las urnas con toda la tensión y expectación que exigen unas verdaderas elecciones democráticas, aunque convencidos de que Carlos Salinas de Gortari, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), será el próximo presidente de la República. Las últimas declaraciones de los dirigentes políticos fueron para pedir serenidad a la población y para rechazar la violencia como medio para conseguir el cambio que una mayoría del país espera.

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El presidente Miguel de la Madrid dirigió en la noche del lunes un mensaje a la nación en el que garantizó que las elecciones serán limpias y honestas y animó a los ciudadanos a dar a estos comicios la importancia que realmente tienen, según él, como medio para influir en los acontecimientos políticos del país.Las horas previas a la jornada electoral se han vivido, verdaderamente, con una pasión que no se conoce en el país desde mucho años atrás. La presencia de importantes fuerzas de oposición anuncia, de hecho, el final del régimen de partido único y, probablemente, animará a la población a cumplir con su derecho a votar. Las autoridades cuentan con que la participación supere el 70%. Treinta y ocho millones de personas se han inscrito para votar, de los cerca de 45 millones que, por ser mayores de 18 años, tienen derecho a hacerlo.

El asesinato, el pasado sábado, de dos colaboradores de la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas contribuyó a la tensión preelectoral. Entre gritos de, !asesinos, asesinos!", varias decenas de personas se concentraron el martes frente a las puertas del Ministerio de Gobernación mientras el candidato de la izquierda mantenía una reunión con el responsable de la cartera, Manuel Barttlet. El Gobierno autorizó que un miembro de la candidatura del Frente Democrático Nacional (FDN) se incorporase a la investigación del crimen y prometió un rápido esclarecimiento.

Cárdenas, cada día más símbolo de un nuevo movimiento con aspiraciones de gobierno en el futuro, responsabilizó a "grupos reaccionarios dentro y fuera del Gobierno" del asesinato de sus colaboradores y pidió a sus seguidores que no recurran a la violencia. Cárdenas no quiso ser más preciso en la identificación de los asesinos, aunque fue categórico al afirmar que se trataba de un crimen político. Francisco Xavier Ovando, que murió junto a su secretario, Sergio Carrasco, estaba encargado de coordinar el trabajo de los representantes del FDN en las casillas electorales.

El asesinato fue condenado por Carlos Salinas, quien se solidarizó con el FDN y con las familias de las víctimas y rechazó el recurso a la violencia en cualquier circunstancia. Salinas, que ha actuado durante la campaña electoral para intentar dar legitimidad a su segura elección, se ha visto negativamente afectado por este doble crimen, que ensombrece la legalidad electoral.

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Entre las especulaciones que ayer circularon sobre los posibles autores del atentado no se descartaba la de su atribución a grupos ultras del propio sistema, preocupados por los síntomas de que el país se adentra en un proceso de renovación. En los últimos días de la campaña ha coincidido la confirmación del ascenso de Cárdenas con la recuperación de protagonismo por parte de los sectores más inmovilistas del régimen.

Pese a todo el escepticismo, estas elecciones se celebran con un especial interés por parte de todos. Los seguidores de la oposición no ocultan su convicción de que será la última vez que el vencedor se sepa de antemano. Salinas y los hombres que le apoyan dicen, por su parte, afrontar los próximos seis años de gobierno resueltos a reformar en profundidad el PRI para evitar que, en poco tiempo más, se disuelva como un azucarillo en el agua.

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