DEBATE EN EL JUSTICIALISMO

Un católico emocional

A sus 65 años, Antonio Cafiero tiene aire de galán de cine maduro y bien conservado. Este padre de familia de 10 hijos, casado con una vasca nacida en Lekeitio, se confiesa católico muy practicante; conoció a su esposa cuando ella era catequista y él se movía en círculos del nacionalismo católico, "pero no en grupos ultras". A Cafiero le gusta el tango, aunque no lo baila, es hincha "fánático" del equipo de fútbol de Boca Juniors, reconoce que le cuesta mantener controladas sus emociones y no duda en confesarse antifreudiano y manifestar su repulsa por esa especie de deporte nacional argentino...

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A sus 65 años, Antonio Cafiero tiene aire de galán de cine maduro y bien conservado. Este padre de familia de 10 hijos, casado con una vasca nacida en Lekeitio, se confiesa católico muy practicante; conoció a su esposa cuando ella era catequista y él se movía en círculos del nacionalismo católico, "pero no en grupos ultras". A Cafiero le gusta el tango, aunque no lo baila, es hincha "fánático" del equipo de fútbol de Boca Juniors, reconoce que le cuesta mantener controladas sus emociones y no duda en confesarse antifreudiano y manifestar su repulsa por esa especie de deporte nacional argentino, el psicoanálisis, "que suele tener a veces desviaciones... [duda y busca la palabra] malévolas o... denigrantes. Suele, no digo que siempre sea así".En un perfil de Cafiero publicado por el semanario El Observador se escribe que usa perfume Paco Rabanne. Cafiero matiza al corresponsal de este periódico que "en materia de vinos, perfumes, comidas y tabaco soy un mersa (hortera). Me viene bien cualquier cosa". Le gusta que las mujeres lleven pollera (falda) "y si son cortas, mejor". Considera que este buen gusto no está reñido con su imagen de padre de 10 hijos. Los padres de Cafiero eran primos carnales, y piensa que la mezcla de italiano con vasca es buena: "Tengo la mujer más maravillosa del mundo". Su hijo Juan Pablo fue coprónimo, porque en su bautizo "hizo algo más que pis, hizo ambas cosas" sobre su padrino, que era nada menos que el mismísimo general Juan Domingo Perón, entonces presidente de Argentina. Cafiero era entonces ministro de Comercio Exterior, y dejó el Gobierno ante el conflicto de Perón con la Iglesia católica en 1955. Por haber llegado al cargo con 29 años le llamaban ministro lactante. Cuenta Cafiero que tras el incidente del bautizo, "Perón le devolvio el niño a mi mujer y dijo: '¡Pobrecito!'. Hoy es uno de mis mejores colaboradores en la política".

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