El protocolo intentó relegar a González en el funeral por Tarradellas

Un miembro de los servicios de protocolo de la Generalitat intentó cambiar la colocación del presidente del Gobierno, Felipe González, en la primera fila de autoridades, situando al presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, en el centro del cortejo fúnebre que acompañó el domingo por la mañana los restos del ex presidente de la Generalitat Josep Tarradellas.Testigos del suceso señalaron que el ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez y Lluís Reverter, responsable de la Dirección de Relaciones Informativas y Sociales de la Defensa (DRISDE), intervinieron señalando la incorrección de este cambi...

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Un miembro de los servicios de protocolo de la Generalitat intentó cambiar la colocación del presidente del Gobierno, Felipe González, en la primera fila de autoridades, situando al presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, en el centro del cortejo fúnebre que acompañó el domingo por la mañana los restos del ex presidente de la Generalitat Josep Tarradellas.Testigos del suceso señalaron que el ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez y Lluís Reverter, responsable de la Dirección de Relaciones Informativas y Sociales de la Defensa (DRISDE), intervinieron señalando la incorrección de este cambio. Algunos dirigentes políticos catalanes, como el socialista Raimon Obiols y el comunista Rafael Ribó, abandonaron el cortejo en señal de disconformidad por la ubicación que les habían asignado los servicios de protocolo. También el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, fue relegado en un primer momento a la segunda fila de autoridades. Sin embargo, Maragall se colocó en primer línea junto al ministro de Defensa, Narcís Serra.

El incidente que afectó al presidente del Gobierno pasó prácticamente inadvertido para quienes seguían el cortejo fúnebre, pero fue seguido de otro, que sí trascendió el mismo domingo, cuando Felipe González abandonaba la explanada de la catedral de Barcelona. Unos instantes antes de que el presidente del Gobierno entrara en su automóvil, el mando que dirigía la dotación de la policía autonómica ordenó romper filas, de tal manera que el jefe del Ejecutivo no fue saludado por los Mossos d'Esquadra, que sí lo habían hecho momentos antes con las autoridades que partían hacia Cervelló, localidad donde Tarradellas fue inhumado y a la que González no se trasladó. Un portavoz de la delegación del Gobierno en Cataluña afirmó el domingo no tener constancia de este hecho y restó importancia al suceso.

Serias discrepancias

Las líneas básicas de la ceremonia fúnebre fueron acordadas en una reunión en la que participaron el hijo de Tarradellas, el abad del monasterio de Poblet -íntimo amigo de la familia-, el ministro de Defensa, el delegado del Gobierno en Cataluña, el conseller de Economía y Hacienda, el alcalde de Barcelona y el rector de la universidad de Barcelona, amigo personal de Tarradellas y ex secretario de su Gobierno provisional.El sábado por la mañana, los jefes de protocolo de la Generafitat, la Delegación del Gobierno' el Ayuntamiento y la Diputación de Barcelona se reunieron para perfilar detalles. En este encuentro hubo serias discrepancias entre la Generalitat y el Ayuntamiento. Según fuentes municipales, no fue aceptada la participación de la banda municipal de Barcelona y de la Coral Sant Jordi para dar mayor magnificencia al canto de Els Segadors. Igualmente se desestimó la presencia en el cortejo de una dotación de caballería de la Guardia Urbana con uniforme de gala.

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