LA CRISIS LEFEBVRE

Al borde del cisma

La comunidad del arzobispo integrista mantiene su actitud preconciliar frente al Vaticano

Los seminaristas siguen enseñanzas tan perennes e inamovibles como las montañas alpinas que rodean la Fraternidad de San Pío X en Ecône (Suiza). Falta poco para mediodía y las señales horarias electrónicas dan cuenta de ello. Éste es uno de los pocos toques de modernidad con que cuenta el centro de formación de sacerdotes.

En Ecône todos parecen ajenos a los aires de cisma que con preocupación se viven en Roma. Anclados en el preconcilio, los seguidores del arzobispo rebelde Marcel Lefebvre -suspendido a divinis por Pablo VI- respiran la atmósfera limpia del recogimiento, distant...

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Los seminaristas siguen enseñanzas tan perennes e inamovibles como las montañas alpinas que rodean la Fraternidad de San Pío X en Ecône (Suiza). Falta poco para mediodía y las señales horarias electrónicas dan cuenta de ello. Éste es uno de los pocos toques de modernidad con que cuenta el centro de formación de sacerdotes.

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En Ecône todos parecen ajenos a los aires de cisma que con preocupación se viven en Roma. Anclados en el preconcilio, los seguidores del arzobispo rebelde Marcel Lefebvre -suspendido a divinis por Pablo VI- respiran la atmósfera limpia del recogimiento, distantes de ese conmocionado mundo al que se acercó la Iglesia con el Concilio Vaticano II.El reglamento del seminario es severo. Las exuberantes viñas del Valais no han contagiado su vitalidad a la comunidad anquilosada en las condenas al modernismo que hiciera en su encíclica Pascendi Pío X. Este papa es toda una guía para los seminaristas, que nutren intelectualmente a sus visitantes con obras contra la permisividad nociva del rock and roll y la pecaminosa televisión.

A pesar de ello, son conscientes del mundo en el que viven, esa sociedad que muchos consideran descristianizada y al acecho. Se muestran muy atentos ante la Prensa. Alain Lorans, director del seminario, explicó a este diario que no hay nada nuevo en las relaciones de la hermandad San Pío X con el Vaticano.

Los periodistas son recibidos en uno de los dos locutorios que el seminario tiene habilitados para atender a las visitas. "Lamento que se haya desplazado hasta aquí, pero no hay más noticias que las recientes declaraciones efectuadas; la próxima semana habrá probablemente una conferencia de prensa", explicaba el pasado sábado a los informadores el director, padre Lorans. Vestido con una sotana y cubriéndose el torso con una chaqueta aún más negra que el hábito, el director del seminario medía sus palabras bajo la mirada atenta de una litografía de santa Teresa del Niño Jesús.

En el exterior, algunos seminaristas daban vueltas alrededor de la estatua de impresionante realismo de Pío X, mientras un jardinero -el único laico visible- abonaba las plantas que rodean al papa santo. Era la hora del recreo. Los alumnos se levantan cada día a las seis de la mañana. La ducha, el pelo corto y el frío matinal les ayudan a mantenerse despiertos. Pueden recibir llamadas telefónicas de 13.00 a 14.00 y de las 20.00 a las 20.45 horas. Las visitas pasan por la hermana recepcionista antes de llegar al seminarista.

El contacto con el mundo exterior es limitado, aunque en Ec8ne, un conjunto modesto de tres edificios separado por una veintena de kilómetros del ferrocarril que lleva a las grandes ciudades, se administran sacramentos a quienes por deseo expreso se desplazan hasta allí.

Obras preconciliares

La entrada a la capilla está flanqueada por todo tipo de publicaciones a contracorriente. Así, por ejemplo, el creyente integrista tiene la oportunidad de hacer seguir a sus hijos un curso por correspondencia del catecismo de Nuestra Señora de Fátima. La verdad sobre la Inquisición y La hostia. Prodigios eucaristicos son algunas de las obras que acompañan en las estanterías a las numerosas encíclicas de papas hasta Pío XII. La revista Fideliter, que publica la hermandad, asegura de forma llamativa en su última página que es tiempo de prepararse para ir a París "en la fiesta de Notre Dame, patrona de Francia, en ese bicentenario [1989] de la triste y sangrienta Revolución Francesa".

La actitud militante de los integristas católicos causaría a buen seguro la envidia entre las direcciones de los partidos políticos más organizados. En Ecône jamás se baja la guardia. Sus publicaciones aseguran que Europa y el catolicismo están en peligro. El argumento es sencillo: el ecumenismo, la ostpolitik vaticana y la cercanía de la marxista-leninista Albania, que se encuentra a 60 kilómetros de Italia, forman parte de ese conjunto de males.

Grandes obstáculos

Mucho menor es la distancia que separa a los integristas del seminario suizo del país de la Santa Sede, aunque los obstáculos que se interponen entre ambos son considerables. La misión del cardenal Edouard Gagnon, nombrado el pasado año visitador apostólico del Vaticano ante la fraternidad, fracasó. Sin embargo, el pasado 5 de mayo los seguidores de Lefebvre llegaron a un preacuerdo con el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la congregación para la doctrina de la fe. Según aquel documento, la fraternidad de San Pío X se comprometía a aceptar el Vaticano II "interpretado según la tradición". El Vaticano, por su parte, reconocía a la hermandad como asociación de vida sacerdotal, y Lefebvre aceptaba el compromiso de no consagrar obispos -una de las claves del cisma- hasta contar con la luz verde de Roma. No obstante, el propio prelado integrista ha manifestado que procederá a estas ordenaciones el 30 de junio, haya o no acuerdo con la Santa Sede.

Las espadas siguen en alto, mientras algunos episcopados que son auténticos obstáculos entre Ecône y Roma insisten en que el asunto va más allá que la simple cuestión del latín. El cisma, para algunos obispos como el suizo Henry Schwery, será real, pase lo que pase. Los integristas, mientras, siguen a la espera y comparan estas opiniones con la actuación del papa Pablo VI, que suspendió a divinis a Lefebvre.

Los miembros de la hermandad de San Pío X ven a su líder espiritual como al sufrido San Atanasio, que luchó en los primeros tiempos del Cristianismo contra la herejía arriana (en el caso de Lefebvre, la lucha es contra la modernidad) y fue excomulgado en el siglo V por el papa Liberio.

El que fuera arzobispo de Dakar (Senegal, actual Senegambia, en la antigua África ecuatorial francesa) se considera perseguido y siempre recuerda la carta que su primo el cardenal Lefebvre le dirigió con motivo de su suspensión a divinis por la autoridad de Roma, y que decía: "El episcopado francés no le perdonará nunca las posiciones que tomó en el concilio".

El arzobispo rebelde anunció en la mañana de ayer que el próximo miércoles dará a conocer todos los datos existentes sobre la situación de sus negociaciones con Roma para la búsqueda del acuerdo. El arzobispo suspendido a divinis por Pablo VI hizo estas declaraciones a la salida de la misa matinal en Ecône.

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