FRANCIA ELIGE PARLAMENTO

"¡Viva la sociedad civil!"

Nunca, en los 30 años de existencia de la V República, la clase política de Francia había sufrido tanto castigo a manos de su electorado. Los resultados sucesivos, en las últimas semanas, de los comicios presidenciales y legislativos, incluida la incertidumbre de anoche, incitaban a la exclamación emitida por una de las comentaristas más reputadas del país, Sylvie Pierre Grossolette: "¡Viva la sociedad civil!".Ésta es la gran reacción, y la gran lección, francesa ante los resultados definitivos del período electoral que ayer quedó cerrado. Y el electorado, igualmente, es el gran vencedor. Y el...

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Nunca, en los 30 años de existencia de la V República, la clase política de Francia había sufrido tanto castigo a manos de su electorado. Los resultados sucesivos, en las últimas semanas, de los comicios presidenciales y legislativos, incluida la incertidumbre de anoche, incitaban a la exclamación emitida por una de las comentaristas más reputadas del país, Sylvie Pierre Grossolette: "¡Viva la sociedad civil!".Ésta es la gran reacción, y la gran lección, francesa ante los resultados definitivos del período electoral que ayer quedó cerrado. Y el electorado, igualmente, es el gran vencedor. Y el gurú salvado del temporal es el presidente Frangois Mitterrand, que le ha demostrado a su partido socialista -que pretendía acusarle de jugar la apertura política inoportunamente- que, sin él y sin su adaptación a la nueva y europea realidad francesa, el PS lo habría perdido todo. Mitterrand ganó con amplitud el pasado 8 de mayo, pero ayer se demostró que los franceses habían votado al patriarca Mitterrand y no a su partido.

Los franceses, como se ha venido repitiendo desde la primera vuelta de las elecciones presidenciales, han hecho una exhibición de mando en el manejo de los resortes democráticos; convencidos más o menos lúcidamente de que la Francia de los dos bloques antagonistas de derecha e izquierda era perniciosa para el futuro y prosperidad del país, han dicho a través de las urnas que, de un modo o de otro, lo que deseaban era la continuidad de la cohabitación, bien en la cúpula del Estado, bién en la gobernación de los asuntos esenciales para el futuro de Francia.

"La clase política ha perdido su soberbia, pero tanto la derecha como la izquierda resisten al entierro de los viejos demonios", se comentaba anoche. Pero Mitterrand con sus dos palabras mágicas, rassemblement (unión) y la consecuencla de esta noción en la estructura política, apertura, resucitó ayer a Francis Bacon: "Quien rechace la aplicación de remedios nuevos debe esperar el sufrimiento de nuevos males, porque el tiempo es el más grande innovador".

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