Las 10 invasiones que llegaron a Canarias

"Eran enjambres alados y jóvenes, de color rosa o de un rojo muy vivo y de voracidad ¡limitada". Así han quedado descritas las langostas de la invasión de 1954, un año que sería largamente recordado en Canarias.La schiostecerca gregaria forsk, como es conocida por los expertos la langosta del desierto, irrumpió en la plácida vida insular de una no menos, calurosa década, un 15 de octubre. Llegó en un frente impresionante de más de 200 kilómetros que cayó sobre todas las islas por igual y obligó a una campaña de fumigación y espolveo de prácticamente un mes y medio de duración.

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"Eran enjambres alados y jóvenes, de color rosa o de un rojo muy vivo y de voracidad ¡limitada". Así han quedado descritas las langostas de la invasión de 1954, un año que sería largamente recordado en Canarias.La schiostecerca gregaria forsk, como es conocida por los expertos la langosta del desierto, irrumpió en la plácida vida insular de una no menos, calurosa década, un 15 de octubre. Llegó en un frente impresionante de más de 200 kilómetros que cayó sobre todas las islas por igual y obligó a una campaña de fumigación y espolveo de prácticamente un mes y medio de duración.

Los más viejos recuerdan que salían al campo y con un fenomenal ruido de cacerolas intentaban ahuyentar ejemplares de un insecto africano que estropeaba sus tomateras, sus papas y sus plataneras.

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Tenerife y Gran Canaria fueron las grandes perjudicadas aunque alguna vega platanera del norte, como la de Arucas, resultó absolutamente indemne; justo todo lo contrario ocurrió en Arguineguin (sur) en donde aquella plaga, que venía crudamente sin rock and roll, dejó peladas sus plataneras.

Dos avionetas fumigaban y espolvoreaban constantemente, unas 4.556 hectáreas de terreno.

Ejemplares aislados

Algunos bandos o enjambres llegaron a dejar puestas o huevos en la isla de El Hierro y entre los días 14 de enero y 4 de febrero de 1955 nuevas langostas se reprodujeron. Al primer frente inicial del 15 de octubre, sucedieron otros que llegaron en forma de bolsas arrastradas por la corriente marina y que terminaron en la playa, en donde, tras secar sus alas al sol, emprendían el vuelo y se sumaban a las anteriores.

Según el plan de lucha contra la langosta de desierto, elaborado en 1986 por la Consejería de Agricultura, en los años 1958, 1975, 78, 80, 81 y 85 pudieron detectarse ejemplares aislados de schiostecercas que no llegaron a ser preocupantes. Para el naturalista Viera y Clavijo, el más representativo hombre de la Ilustración "Canarias, el archipiélago sufrió entre 1558 y 1800 un total de nueve invasiones de langosta de desierto".

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