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El Canal de Isabel II, responsable del abastecimiento a la Comunidad de Madrid, aduce que llevar a cabo un programa de fluoración artificial de las aguas de consumo "significa incidir sobre una mínima parte de las mismas. ya que sólo una escasa proporción de éstas se dedica a la ingestión". "Es una medida antieconómica y poco práctica", declara Mariano Santos, jefe del departamento de laboratorios del Canal. "De cada 3.000 litros de agua, sólo uno es consumido por la población infantil, que es la beneficiaria de la fluoración", agrega.Estas objeciones ya se plantearon en EE UU. Las sociedades ...

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El Canal de Isabel II, responsable del abastecimiento a la Comunidad de Madrid, aduce que llevar a cabo un programa de fluoración artificial de las aguas de consumo "significa incidir sobre una mínima parte de las mismas. ya que sólo una escasa proporción de éstas se dedica a la ingestión". "Es una medida antieconómica y poco práctica", declara Mariano Santos, jefe del departamento de laboratorios del Canal. "De cada 3.000 litros de agua, sólo uno es consumido por la población infantil, que es la beneficiaria de la fluoración", agrega.Estas objeciones ya se plantearon en EE UU. Las sociedades médicas norteamericanas contestaron entonces que, para el consumo humano, se añade cloro al mismo agua que se emplea para lavar los coches o para regar el césped.

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El Canal de Isabel II aduce también, para oponerse a la adición de fluoruros al agua, la presunta acción dañina de estos elementos sobre la salud o la evolución de ciertas enfermedades: "Sobre todo en enfermos con bocio, con colesterol, diabéticos, embarazadas, enfermedades renales o enzimopatías".

Sin embargo, un informe titulado Respuestas a las críticas sobre la fluoración, avalado por 23 sociedades médicas y dentales norteamericanas, descarta la validez de estas afirmaciones. El informe dice textualmente: "Los estudios de investigación han fracasado en identificar la fluoración como causa o contribución a enfermedades o daños físicos. Entre los millones de personas que viven en áreas con fluoración natural o controlada no ha habido incremento en enfermedades atribuible a la fluoración".

La sociedad de toxicología americana consideró en 1968 la fluoración como una medida segura. En lo que respecta al cáncer, organismos como el Instituto Nacional del Cáncer o el Centro de Control de las Enfermedades de EE UU han descartado desde hace más de 15 años cualquier relación entre la fluoración de las aguas y los tumores malignos.

Imposición

"Además supone la imposición de una medida autoritaria", insiste Santos. Este problema se planteó en EE UU, y los tribunales consideraron que no existía violación de los derechos constitucionales, al no tratarse de una medicación, considerando además que era mínima la infracción de la libertad de actuación individual que representa la adición de fluoruro al agua. Además los tribunales estimaron que ha de tenerse en cuenta su enorme valor como medida preventiva de carácter público.

En instalaciones de agua potable, la fluoración no tiene muchos inconvenientes, según los expertos, ya que habitualmente se manipula con cloro líquido o gas, y los operarios conocen perfectamente los productos que utilizan, con una salvedad, que se refiere a la temperatura ambiente que tenga la comunidad de que se trate. Esta temperatura modifica la concentración óptima de flúor y debe ajustarse de acuerdo con ella.

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