Cartas al director

Derechos humanos

He leído que el comisario Martínez Torres ha sido condecorado con el más alto galardón al mérito policial. Como se recordará, hace ahora tres años, algunos medíos de Prensa recogieron un puñado de denuncias que señalaban al citado policía como torturador -yo mismo contribuí con mi testimonio- y EL PAÍS recordó cómo Martínez Torres agotó el champaña la larga noche del 23-F en la Jefatura de Policía de San Sebastián. Afortunadamente, la exquisita sensibilidad del ministro Barrionuevo, y aun del Gobierno en pleno, ha sabido premiar la labor sufrida y callada de un demócrata convencido. Yo mismo h...

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He leído que el comisario Martínez Torres ha sido condecorado con el más alto galardón al mérito policial. Como se recordará, hace ahora tres años, algunos medíos de Prensa recogieron un puñado de denuncias que señalaban al citado policía como torturador -yo mismo contribuí con mi testimonio- y EL PAÍS recordó cómo Martínez Torres agotó el champaña la larga noche del 23-F en la Jefatura de Policía de San Sebastián. Afortunadamente, la exquisita sensibilidad del ministro Barrionuevo, y aun del Gobierno en pleno, ha sabido premiar la labor sufrida y callada de un demócrata convencido. Yo mismo he recordado un detalle ilustrador del talante del ahora jefe antiterrorista. Como quiera que una práctica policial habitual entonces consistía en golpear con un bastón los pies desnudos del detenido hasta que toman un buen tamaño y color, cuando les tocó a los míos, Martínez Torres me aclaró: "Mira, Luis", al tiempo que colocaba la garrota a dos centímetros de mi nariz, "estos son los derechos humanos".-

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