Lobos en bata blanca

El sistema universitario, en el que se inserta el hospital regional donde se produjo el crimen, no queda mejor parado. El desfilar de los testigos y las narraciones de los acusados revela la existencia de clanes alentados por odios mortales, venganzas y ajustes de cuentas en el hospital de Poitiers.Enfermeras, médicos, camilleros se agrupaban y conspiraban unos contra otros. Historias de otros sabotajes, de llamadas anónimas y de amenazas trazan un cuadro tenebroso de las tensiones que se acumulan en el silencio del hospital.

Los usuarios de la sanidad pública escuchan atónitos una au...

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El sistema universitario, en el que se inserta el hospital regional donde se produjo el crimen, no queda mejor parado. El desfilar de los testigos y las narraciones de los acusados revela la existencia de clanes alentados por odios mortales, venganzas y ajustes de cuentas en el hospital de Poitiers.Enfermeras, médicos, camilleros se agrupaban y conspiraban unos contra otros. Historias de otros sabotajes, de llamadas anónimas y de amenazas trazan un cuadro tenebroso de las tensiones que se acumulan en el silencio del hospital.

Los usuarios de la sanidad pública escuchan atónitos una auténtica historia terrorífica de lobos en bata blanca en la que los enfermos son finalmente lo menos importante.

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Los medios hospitalarios de Poitiers llevan movilizados desde hace tres años en tomo al proceso de los anestesistas. Un comité de solidaridad con Diallo y Archambeau, al que se han adherido más de 1.000 personas, agita la opinión pública, protesta por la prisión provisional de los dos médicos al principio del caso y por la actual discriminación de que son objeto.

Los primeros han sido encarcelados de nuevo mientras dure el proceso. Su rival Mériel tiene el privilegio de sentarse aparte en el banquillo de los acusados. Está inculpado por homicidio involuntario.

Sensacionalismo

Hay un proceso anterior al proceso que se ha desarrollado en los medios de comunicación, especialmente regionales, en el que no han faltado las intoxicaciones informativas o las exageraciones sensacionalistas.Los periodistas locales, que han dado por definitiva la culpabilidad de unos u otros, a veces de unos y otros, también tienen en el proceso de Poitiers un espejo del desasosiego de toda una sociedad. En este espejo se ven las imágenes de la fragilidad del cuerpo humano sometido a las tecnologías médicas y del leve e inaprehensible hilo que le separa de la muerte.

Pero ésta es una imagen de otras fragilidades, la de la sociedad entera y de sus instituciones, que han cristalizado en un oscuro caso ocurrido en una ciudad de provincias, en un hospital de provincias.

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