Una empresa minera tendrá que pagar por hundimientos en el centro de un pueblo

La empresa Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP) deberá pagar cerca de 42 millones de pesetas a una quincena de vecinos del pueblo leonés de Onamio, en concepto de indemnización por el hundimiento, en el mes de noviembre de 1986, en pleno centro de la aldea, de una galería de una vieja mina de hierro, según se desprende de una sentencia dictada por el Juzgado de Instrucción número 2 de Ponferrada. La demanda de los vecinos, interpuesta hace un año, ponía de relieve el peligro constante en el que vivían los apenas 50 habitantes del pueblo, ya que las cámaras de la mina se encuentran ramificada...

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La empresa Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP) deberá pagar cerca de 42 millones de pesetas a una quincena de vecinos del pueblo leonés de Onamio, en concepto de indemnización por el hundimiento, en el mes de noviembre de 1986, en pleno centro de la aldea, de una galería de una vieja mina de hierro, según se desprende de una sentencia dictada por el Juzgado de Instrucción número 2 de Ponferrada. La demanda de los vecinos, interpuesta hace un año, ponía de relieve el peligro constante en el que vivían los apenas 50 habitantes del pueblo, ya que las cámaras de la mina se encuentran ramificadas en el subsuelo, y no se descarta que puedan producirse hundimientos similares en otras partes del casco urbano.La empresa Minero Siderúrgica de Ponferrada inició la explotación de esta mina, denominada Coto Wagner, en 1954. Sus galerías dieron trabajo, directa o indirectamente, a centenares de familias de la zona. Las mejores tierras de labor fueron vendidas a la empresa minera, que en 1978 tuvo que paralizar la actividad del yacimiento de hierro por su alto contenido en fósforo. No obstante, el primer amago de un posible hundimiento surgió en 1959, cuando se agotó el filón que atraviesa el pueblo. Varias viviendas fueron desalojadas por espacio de tres años. Hoy, aproximadamente una docena de estos agujeros de gran tamaño, que en algunos casos sobrepasan los 10 metros de ancho y 25 de profundidad, salpican el monte y el pueblo de Onamio, con la sola protección de una vieja verja.

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