Tribuna:

Trabajar por Andalucia

JOSÉ RODRIGUEZ DE LA BORBOLLAEn el aniversario de la autonomía andaluza, el presidente regional se plantea una visión de aquel territorio del -que, después de la entrada de España en la CE, asegura que ha recuperado su condición de puerta meridional de Europa.

Llega un nuevo 28 de febrero, y al anunciarse este día se desprende del almanaque una serie gozosa de recuerdos imborrables. Este año, el 28 de febrero tiene además una especial evocación conmemorativa. Pronto se van a cumplir 10 años de una fecha emblemática. El 27 de mayo de 1978, junto a los muros milenarios e inconmovibles de Cádiz, pusimos los fundamentos preautonómicos de Andalucía.En más de una ocasión sostuve que la autonomía no era una panacea universal y milagrera. Es un instrumento de cambio, una herramienta de trabajo para hacer de Andalucía una tierra mejor y más habitable. En ago...

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Llega un nuevo 28 de febrero, y al anunciarse este día se desprende del almanaque una serie gozosa de recuerdos imborrables. Este año, el 28 de febrero tiene además una especial evocación conmemorativa. Pronto se van a cumplir 10 años de una fecha emblemática. El 27 de mayo de 1978, junto a los muros milenarios e inconmovibles de Cádiz, pusimos los fundamentos preautonómicos de Andalucía.En más de una ocasión sostuve que la autonomía no era una panacea universal y milagrera. Es un instrumento de cambio, una herramienta de trabajo para hacer de Andalucía una tierra mejor y más habitable. En agosto de 1979, recordando en un periódico sevillano la muerte de Blas Infante y el inaugural momento político que se vivía, insistí en la necesidad de "que todos los andaluces -ciudadanos de a pie, fuerzas sociales y organizaciones políticas- realizáramos una introspección profunda y concretáramos un compromiso de seriedad, de responsabilidad, de verdad y de trabajo colectivo para hacer más dignas y libres las condiciones en que se desenvuelve la vida de nuestro pueblo".

He recuperado esta cita porque en ella se sintetiza esa doble aspiración que al cabo del tiempo sigue presidiendo mi labor política: la problemática andaluza, con rigor y con vigor.

Andalucía es, en efecto, el tema central de mis preocupaciones y desvelos. Andalucía no es una tierra cualquiera. Antigua y sabia proa donde se fueron acumulando las mejores aportaciones del mundo mediterráneo, Andalucía mantiene un poderoso, casi mágico atractivo y, al mismo tiempo, exige una entrega que, como amante celosa, no permite ser compartida. Es dificil atrapar a Andalucía o pretender limitarla a los estrechos contornos de un concepto.

Andalucía es una tierra amplia y diversa, en la que se mezclan situaciones sociales, económicas y culturales muy distintas. Todas, sin embargo, pertenecen a Andalucía, forman parte de su textura original. De ahí la enorme grandeza que proyecta y el esfuerzo constante que reclama para incorporar en un mismo esquema coordinado los problemas e inquietudes que se extienden desde Ayamonte a las tierras de Almería, desde las cimas de Sierra Morena a Tarifa.

Entre estos límites se encuadra un proyecto global por el que merece la pena trabajar sin descanso, trabajar con rigor y precisión. Y merece la pena porque Andalucía, los andaluces, hemos empezado a cambiar entre todos el sino negativo que parecía amenazar a esta tierra desde hace al menos siglo y medio. Con un esfuerzo constante hemos abierto un camino esperanzador que empieza a ser reconocido y valorado.

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Puerta de Europa

España forma parte ya de la CE. Andalucía ha dejado de ser ese fondo lejano de un país aislado y ha recuperado su situación privilegiada de puerta meridional de Europa y puente estratégico en el que se cruzan tres continentes. Merece la -pena trabajar y desgastarse por esta Andalucía nueva, en la que aún perviven muchas situaciones injustas, pero ante la que se insinúa el desafilo y la oportunidad histórica de la modernidad. La fecha de 1992 es un símbolo de futuro, un punto de llegada y, sobre todo, de partida para incorporarnos al siglo XXI.

Tales perspectivas exigen una entrega absoluta. Si utilizara términos habituales en el mundo de la enseñanza, que me es tan querido, diría que Andalucía es ya hoy una asignatura aprobada, pero, en próximos cursos, hemos de seguir explicando matices y ajustando determinadas cuestiones pendientes. Andalucía es un tema, pues, que exige siempre una dedicación exclusiva, una entrega sin límites, un afán sin respiro y una constancia sin desmayo, donde las pausas sólo se justifican para dar nuevos y más decisivos impulsos.

Este esfuerzo es preciso combinarlo con una dosis adecuada y precisa de dirección, de capacidad para influir en ese futuro colectivo que entre todos estamos construyendo. No es posible avanzar si, a cada paso, surgen trabas o se carece del margen necesario para desbrozar el camino. Un 28 de febrero, los andaluces nos apiñamos solidariamente en torno a los intereses generales de Andalucía. Entonces demostramos que Andalucía toda junta es siempre capaz de vencer a quienes de manera interesada piensan que este pueblo sólo tiene reservado en la historia un rincón marginal, dependiente y secundario. Vamos a seguir demostrándolo, trabajando por Andalucía.

es el presidente de la Junta de Andalucía.

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