Cartas al director

'Caso Lledó'

En el número de EL PAÍS correspondiente al lunes 14 de diciembre se inserta una carta, firmada por don Jacobo Muñoz y doña Celia Amorós, en la que se evoca mi retirada de la comisión deliberadora de una cátedra de Filosofía de la universidad Complutense.Los firmantes señalan que no está claro algo que constituiría motivo de escándalo el que lo estuviera; a saber, que mi retirada antes del voto final fuera un gesto de protesta por la posible no elección de tal o tal candidato (en este caso, don Emilio Lledó). Se precisa asimismo que tampoco "está claro que el doctor Lledó fuera el candidato...

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En el número de EL PAÍS correspondiente al lunes 14 de diciembre se inserta una carta, firmada por don Jacobo Muñoz y doña Celia Amorós, en la que se evoca mi retirada de la comisión deliberadora de una cátedra de Filosofía de la universidad Complutense.Los firmantes señalan que no está claro algo que constituiría motivo de escándalo el que lo estuviera; a saber, que mi retirada antes del voto final fuera un gesto de protesta por la posible no elección de tal o tal candidato (en este caso, don Emilio Lledó). Se precisa asimismo que tampoco "está claro que el doctor Lledó fuera el candidato unívoco" del juez que yo constituía.

Para extirpar toda ambigüedad he de precisar:

1. En el acta que posee el rector constan por escrito las ratones de mi retirada de la comisión. Éstas, efectivamente, en nada aluden al doctor Lledó, sino tan sólo a la causa de la eventual injusticia que pudiera cometerse con el doctor Lledó (o cualquier otro candidato); a saber, que el apartado de la LRU relativo a la composición de las comisiones "se revela en sus efectos como permanente aliento a las tendencias endogámicas de facultades y departamentos y correlativa privatización de intereses, que en la Universidad han de ser esencialmente públicos".

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2. Mi obligación como juez era escuchar a todos y cada uno de los candidatos y no suspender el juicio (aun conservando el voto) relativamente a alguno de ellos, se tratara e, no del doctor Lledó.

No hay, pues, ningún motivo de bochorno en declarar que el doctor Lledó no era mi candidato unívoco (bochornoso hubiera sido todo lo contrarío).

Otra cosa es que para el doctor Lledó, como para cualquier otro candidato no miembro del departamento, a priori se diera una situación de injusticia cuya causa, repito, ha de buscarse en la legislación.- Catedrático de la universidad del País Vasco. Director del departamento de Filosofía.

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