Tribuna:

El tono

La sentencia de la Sala Segunda del Supremo, compuesta. por los excelentísimos señores, cuya vida guarde Dios muchos años y un día, Enrique Ruiz Vadillo, Fernando Cotta, Marino Barbero, José Luis Manzanares y José Jiménez Villarejo, ha condenado al periodista Juanjo Fernández a seis años y un día de cárcel, por un artículo publicado en Punto y Hora, a raíz de los Mundiales de fútbol de 1982. En aquel juvenil artículo, el hoy día redactor de Quimera recordaba una de las tres legitimidades de la actual monarquía: la que le había dado la reinstauración franquista; es decir la que ve...

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La sentencia de la Sala Segunda del Supremo, compuesta. por los excelentísimos señores, cuya vida guarde Dios muchos años y un día, Enrique Ruiz Vadillo, Fernando Cotta, Marino Barbero, José Luis Manzanares y José Jiménez Villarejo, ha condenado al periodista Juanjo Fernández a seis años y un día de cárcel, por un artículo publicado en Punto y Hora, a raíz de los Mundiales de fútbol de 1982. En aquel juvenil artículo, el hoy día redactor de Quimera recordaba una de las tres legitimidades de la actual monarquía: la que le había dado la reinstauración franquista; es decir la que venía por la victoria de Franco en la guerra civil. Las otras dos legitimidades son la dinástica y la moral que la monarquía alcanzó la noche del 23-F. Personalmente no creo en ninguna legitimidad franquista, no me conmueven las dinastías y respeto las legitimidades democráticas aunque sólo sean morales.La Audiencia absolvió en su día al periodista, pero un fiscal empecinado llevó el caso al Supremo y tan supremos jueces enmiendan la plana a la Audiencia y pueden condenar y condenan "más por el tono gravemente despectivo de todo el escrito en cuanto a sus referencias al Monarca que por sus frases particulares e individualizadas". ¿Qué es el tono? Poca gente sabe qué es el tono, menos los especialistas en eufonía, y el artículo de Juanjo Fernández era escrito, no hablado. Deducirle un tono es empresa arriesgada y técnicamente arbitraria que no está al alcance, con todos los respetos debidos, de jueces mayores, menores ni supremos. Otra cosa es que los jueces hayan querido ser ejemplares. Y lo han conseguido. Esta sentencia pasará a la Historía de lo Insólito, complementaría, aunque no sustitutiva, de aquella Historia de la infamia redactada por Borges. Ahora le toca al Tribunal Constitucional aportar sensatez desde la evidencia de que seis años y un día, por mucho que haya aumentado la esperanza de vida, es un período de tiempo grave. Corto según medidas dinásticas, pero grave según la medida de las humanas biografías.

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