Cartas al director

Pena por la Complutense

Pena, amarga pena por la universidad Complutense, ha producido en mí el fallo del tribunal que ha privado a sus aulas de un maestro como Emilio Lledó. Desde hace muchos años conozco a Emilio Lledó, desde antes de su decisivo viaje a Heidelberg, y con viva esperanza primero, con invariables admiración y gratitud más tarde, he seguido el curso de su vida y su obra, ejemplares las dos. Con bien fundado apasionamiento me las elogiaba hace no muchos meses el profesor Hans Gadamer, a cuyo lado tan dilatada y destacadamente trabajó este rechazado opositor. Y aunque nada sepa del trámite que ha preced...

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Pena, amarga pena por la universidad Complutense, ha producido en mí el fallo del tribunal que ha privado a sus aulas de un maestro como Emilio Lledó. Desde hace muchos años conozco a Emilio Lledó, desde antes de su decisivo viaje a Heidelberg, y con viva esperanza primero, con invariables admiración y gratitud más tarde, he seguido el curso de su vida y su obra, ejemplares las dos. Con bien fundado apasionamiento me las elogiaba hace no muchos meses el profesor Hans Gadamer, a cuyo lado tan dilatada y destacadamente trabajó este rechazado opositor. Y aunque nada sepa del trámite que ha precedido a su exclusión, me basta mi conocimiento de Emilio Lledó y de nuestra menesterosa vida intelectual para sentir pena, amarga pena, por la universidad a la que durante más de nueve lustros he servido. Mal porvenir le espera si así sigue entendiendo y usando la autonomía que la ley le concede.- , catedrático jubilado y ex rector de la universidad Complutense.

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