El Primero de Octubre inaugura un sistema que elimina piedras sin cirugía
El hospital Primero de Octubre, de Madrid, inauguró ayer el prirner litotritor de un centro de la red pública en España. Este aparato permite el tratamiento de cálculos renales (piedras) en régimen de ambulatorio. Su coste ha superado los 140 millones de pesetas.Cerca de 1.000 afectados por cálculos renales odrán beneficiarse al año de esta tecnología médica. En España sólo existía este tipo de tratamiento en centros privados.
Hasta ahora, la forma más común de eliminar las llamadas piedras del riñón era una intervención quirúrgica. En cambio, con la litotricia extr...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
El hospital Primero de Octubre, de Madrid, inauguró ayer el prirner litotritor de un centro de la red pública en España. Este aparato permite el tratamiento de cálculos renales (piedras) en régimen de ambulatorio. Su coste ha superado los 140 millones de pesetas.Cerca de 1.000 afectados por cálculos renales odrán beneficiarse al año de esta tecnología médica. En España sólo existía este tipo de tratamiento en centros privados.
Hasta ahora, la forma más común de eliminar las llamadas piedras del riñón era una intervención quirúrgica. En cambio, con la litotricia extrícorpórea por ondas de choque el paciente está tumbado cómodamente en un sillón y, sin anestesia, es sometido a un pequeño bombardeo de ultrasonidos en la región lumbar que destruyen el cálculo. La localización del cálculo, así como el control permanente de la evolucíón del tratamiento, se realiza por ecografia. La potencia de la enda aplicada, así como su cadencia, son regulables durante el tiratamiento.
El litotritor instalado en el hospital Primero de Octubre, de Mad1rid, es un modelo de segunda generación, un LT 01 de la casa EDAP, que no necesita de inniersión en bañera por parte del paciente.
El disparo de la onda es efectuado a través de una cúpula movible llena de agua recubierta de una membrana elástica que se sitúa debajo de la fosa lumbar del paciente. Esta cúpula está protesta de 320 cristales piezoeléctricos que inciden todos en un mismo punto. Un control radiológico evalúa la fragmentación de la piedra al finalizar el tratamiento.