Juntos, pero no revueltos

Si el viajero llega a Kuwait un viernes a mediodía creerá haberse equivocado de país y encontrarse en cualquiera del subcontinente indio. La puerta de Jahra, donde desemboca la autopista del aeropuerto antes de entrar estrictamente en Kuwait City, es escenario a esas horas de una explosión de colores. Sobre el verde del parque de Jahra destacan los saris de cientos de mujeres in dias y paquistaníes que pasean junto a sus familias.El viernes, de acuerdo con el Corán, es festivo en Kuwait y, por tanto, día libre para los trabajadores. Desde la limpieza de las calles hasta la expedi...

Si el viajero llega a Kuwait un viernes a mediodía creerá haberse equivocado de país y encontrarse en cualquiera del subcontinente indio. La puerta de Jahra, donde desemboca la autopista del aeropuerto antes de entrar estrictamente en Kuwait City, es escenario a esas horas de una explosión de colores. Sobre el verde del parque de Jahra destacan los saris de cientos de mujeres in dias y paquistaníes que pasean junto a sus familias.El viernes, de acuerdo con el Corán, es festivo en Kuwait y, por tanto, día libre para los trabajadores. Desde la limpieza de las calles hasta la expedición de billetes de avión, pasando por las lavanderías, loscines y sobre todo el servicio doméstico, todas son tareas para los cerca de un millón de emigrantes que viven en el emirato. Junto a los indios que disfrutan su descanso semanal en el parque de Jahra, sé ven además miles de filipinos, egipcios y sobre todo palestinos (unos 400.000). ¿Dónde están los kuwaitíes?

Dan ganas de decir que los kuwaitíes no existen, pero eso es falso. Son pocos y discretos. Ahora bien, existen y se distinguen en que visten de blanco. Dishdashas (túnicas) y gutras (tocados) impecables están sentados al frente de las oficinas gubernamentales, en la empresa nacional de petróleo o, la mayoría, dirigen sus propios negocios.