RELIGIÓN

La iglesia anglicana rechaza la expulsión de los pastores homosexuales

El sínodo de la iglesia anglicana rechazó ayer una propuesta de expulsar de su seno a todos los pastores homosexuales, y adoptó una moción de compromiso que desaprueba la homosexualidad al tiempo que reclama compasión para los homosexuales.El principal mentor de la postura firme, Tony Highton, sostiene que, en los últimos tiempos, los cristianos homosexuales en el Reino Unido han adoptado una actitud arrogante contra el claro pronunciamiento bíblico antihomofilico, que convierte la homosexualidad en pecado.

En su intervención de ayer, Highton pidió que la iglesia condenase el adulterio,...

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El sínodo de la iglesia anglicana rechazó ayer una propuesta de expulsar de su seno a todos los pastores homosexuales, y adoptó una moción de compromiso que desaprueba la homosexualidad al tiempo que reclama compasión para los homosexuales.El principal mentor de la postura firme, Tony Highton, sostiene que, en los últimos tiempos, los cristianos homosexuales en el Reino Unido han adoptado una actitud arrogante contra el claro pronunciamiento bíblico antihomofilico, que convierte la homosexualidad en pecado.

En su intervención de ayer, Highton pidió que la iglesia condenase el adulterio, la fornicación y la homosexualidad y forzase a los pastores a dar ejemplo de moralidad mediante el abandono de sus prácticas sexuales o el abandono de su ministerio pastoral. "No estoy proponiendo una caza de brujas sino la disciplina piadosa que enseña que la práctica homosexual es una abominación y una perversión", dijo.

La propuesta fue contestada por varios ponentes, entre ellos Malcom Johnson, en cuya iglesia tiene la sede el Movimiento Cristiano de Gays y Lesbianas. "Arrojarnos a los homosexuales al arroyo y eso es lo que esconde la moción" de Highton, dijo Johson, quien propuso otra de aprobación de las relaciones homosexuales estables. Al final se adoptó una resolución que, sin expulsar a los religiosos homosexuales, reafirmaba los tradicionales valores cristianos.

El arzobispo de Canterbury, Robert Runcie, aprobó esta propuesta y dijo que "existe la impresión de que la iglesia ha sido muy blanda en la educación moral de la nación".

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