Cartas al director

Agresividad en la EMT

El pasado viernes 16 de octubre, a las 16.55, iba con mi mujer y mi hijo en nuestro seiscientos a visitar a una amiga. Transitábamos por la calle de Puerto Rico en Madrid cuando encontré un sitio donde aparcar; hice las indicaciones necesarias para la maniobra y esperé el paso de un autobús de la EMT que venía detrás. Éste tenía espacio suficiente para pasar por la izquierda de mi vehículo; pero, al parecer, el conductor no venía de muy buen humor, motivo por el cual decidió detenerse en tal posición, que, además de impedirme el aparcamiento, obstaculizaba el tránsito de los demás vehíc...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El pasado viernes 16 de octubre, a las 16.55, iba con mi mujer y mi hijo en nuestro seiscientos a visitar a una amiga. Transitábamos por la calle de Puerto Rico en Madrid cuando encontré un sitio donde aparcar; hice las indicaciones necesarias para la maniobra y esperé el paso de un autobús de la EMT que venía detrás. Éste tenía espacio suficiente para pasar por la izquierda de mi vehículo; pero, al parecer, el conductor no venía de muy buen humor, motivo por el cual decidió detenerse en tal posición, que, además de impedirme el aparcamiento, obstaculizaba el tránsito de los demás vehículos por la calle. Dada la situación, avancé unos metros para facilitarle el paso, lo cual fue inútil, pues repitió la maniobra. Le indiqué por gestos que pretendía aparcar, lo cual suscitó una discusión de bastante mal tono; el hombre estaba sumamente excitado e irritable. Viendo la situación decidí marcharme y buscar otro lugarPasa a la página siguiente

Agresividad en la EMT

Viene de la página anteriordonde aparcar. Al llegar a la siguiente esquina, me puse en situación de girar a la izquierda (giro permitido); para ser exactos, en la calle de Puerto Rico, número 32, que posee espacio suficiente para efectuar el giro sin afectar a los demás vehículos; pero éste no pareció suficiente para el molesto conductor de la EMT, quien arremetió con su autobús violentamente contra mi seiscientos, dándole un fuerte golpe en la parte trasera sin considerar que allí iba un niño de dos años. Luego, tras un mal gesto, se dio a la fuga, negándose a dar sus datos personales.

¿Es posible que esto suceda en una de las ciudades que se consideran más civilizadas del mundo? ¿Es normal que la histeria de un conductor haga que un niño resulte con un golpe? ¿Es lógico que ese individuo siga conduciendo un autobús? Me gustaría que alguien me respondiera.-

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En