Cartas al director

Negocio municipal

El pasado día 19 de septiembre, sábado, poco después de las 11 de la noche y cuando salía de mi lugar de trabajo después de haber permanecido en él prácticamente 12 horas, me encontré con la sorpresa de que la "eficiente y siempre eficaz" grúa municipal se me había llevado el coche. Los hechos ocurrieron en la plaza de Llongueres de Barcelona -más que una plaza, un pequeño callejón sin salida- donde el único tránsito que hay es, precisamente, para buscar aparcamiento. La plaza de Llongueres va a salir a la calle de Beethoven, muy cerca de la Diagonal, la calle de Mestre Nicolau y la plaza de F...

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El pasado día 19 de septiembre, sábado, poco después de las 11 de la noche y cuando salía de mi lugar de trabajo después de haber permanecido en él prácticamente 12 horas, me encontré con la sorpresa de que la "eficiente y siempre eficaz" grúa municipal se me había llevado el coche. Los hechos ocurrieron en la plaza de Llongueres de Barcelona -más que una plaza, un pequeño callejón sin salida- donde el único tránsito que hay es, precisamente, para buscar aparcamiento. La plaza de Llongueres va a salir a la calle de Beethoven, muy cerca de la Diagonal, la calle de Mestre Nicolau y la plaza de Francesc Macià.Como quiera que, en definitiva, mi coche estaba aparcado en un lugar con disco de prohibición, incluso de parar, he de aceptar el hecho de que la grúa lo retirara -era la primera vez, después de aparcar en el mismo lugar durante cuatro años-, aunque, eso sí, realizando algunas consideraciones, fruto de la reflexión posterior a los argumentos que me ofreció durante casi 30 minutos el agente responsable de la sustracción de mi coche:

1. El agente me dijo que en esa zona sólo actúan sábados y domingos y que, por tanto, si aparcaba entre semana, no se lo llevaría la grúa. Excelente argumento.

2. Al comunicarle que yo trabajaba allí al lado, me manifestó que si deseaba hallar lugar de aparcamiento en zona permitida, que llegara una o dos horas antes. Lo dijo con toda su desvergüenza. Sin inmutarse. Gran solución.

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3. Al ver que no hacían caso alguno de los coches estacionados en doble fila o en los pasos de cebra, le pedí explicaciones: "Sólo hay 30 grúas en Barcelona y no dan para más". Sólido razonamiento.

4. Al verme tan indignado, me dijo que si aparcaba sobre la acera con las cuatro ruedas encima, la grúa no se lo llevaría. En serio, tengo el número del agente. Me dio pena él y todo su montaje.

5. Aunque en uno de los puntos del artículo 292 del Código de la Circulación se hable de que la grúa retirará los coches abandonados en la vía pública, que nadie se lo crea: como nadie lo reclamaría, se quedarían sin las 4.200 pelas.

No quiero volver a ver un sólo vehículo estacionado en el lugar donde me sustrajeron el mío: el disco de prohibición es vigente de lunes a domingo y de 0 a 24 horas. ¿Todavía queda alguien que piense que la grúa municipal es un servicio sin darse cuenta de que sólo es un negocio?

¡Felicidades señor Maragall y viva Barcelona 92!- . .

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