Un centenar de jóvenes improvisa en la calle de los Libreros un mercado de libros usados

Alrededor de un centenar de jóvenes de entre 14 y 20 años improvisa desde hace tres años en la calle de los Libreros todo un mercadillo de libros de texto usados. Comienzan su actividad a mediados de septiembre, cuando entran en clase los alumnos de EGB, y no se retiran hasta bien entrado el mes de octubre. La docena de librerías de la zona -entre las que se encuentran algunas tan populares entre los estudiantes como Doña Felipa, Doña Pepita y La Casa de la Troya- se han dirigido al Ayuntamiento para que ponga fin a algo que consideran intolerable.

Los chicos y chicas que ofrecen los li...

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Alrededor de un centenar de jóvenes de entre 14 y 20 años improvisa desde hace tres años en la calle de los Libreros todo un mercadillo de libros de texto usados. Comienzan su actividad a mediados de septiembre, cuando entran en clase los alumnos de EGB, y no se retiran hasta bien entrado el mes de octubre. La docena de librerías de la zona -entre las que se encuentran algunas tan populares entre los estudiantes como Doña Felipa, Doña Pepita y La Casa de la Troya- se han dirigido al Ayuntamiento para que ponga fin a algo que consideran intolerable.

Los chicos y chicas que ofrecen los libros afirman ser estudiantes que se convierten en vendedores ambulantes durante un mes para sacarse unas pelillas. "Tampoco muchas", cuentan dos chicas quinceañeras. "Las señoras son las peores para regatear, no te suben ni una peseta". Puestos a protestar, se quejan de que las editoriales cambian a menudo cuatro detalles de los libros de texto para que parezcan otros distintos y obligar así a comprarlos nuevos, y se quejan de las librerías, porque llaman a la policía para que les disuelvan.Los propietarios de estos comercios no sólo están en contra de ellos porque les perjudican el negocio en la época que más libros se venden, sino que les acusan además de ser una mafia organizada en la que la mayoría no son estudiantes. Les califican incluso de "gentuza", que llega a entrar a las tiendas a ofrecer sus propios libros a los clientes, y terminan el día bebiendo litronas de cerveza y drogándose.

"Yo tampoco quiero decir que no vendan los libros, pero que se vayan a otra parte, que Madrid es muy grande", afirma Lucinda Requena, propietaria de La Casa de la Troya. Añade que entorpecen el paso de los repartidores que les suministran libros y que espantan a la clientela. "Desde la Gran Vía se ve en la calle un follón terrible. La gente no se acerca, porque se cree que son colas para entrar a nuestras librerías, cuando lo cierto es que estamos vacías".

A las seis de la tarde es cuando este mercadillo presenta mayor movimiento. Algunos de estos vendedores guardan en coches buena cantidad de libros de EGB, Formación Profesional, BUP y COU. La mayoría acude al negocio con una mochila o bolsa de deporte llena de unos 15 o 20 ejemplares usados. La venta se hace por regateo y el precio depende del estado del libro.

El regateo de las madres

Entre los compradores, quienes más abundan son las madres, que van acompañadas con sus hijos, dispuestas a conseguir sustanciosas rebajas. Para crispar aún más los nervios de los libreros de la calle, muchas de ellas entran a las tiendas a preguntar el precio de los libros de texto. "Es que usted también me hace unas preguntas, señora...", le contesta la dependienta. "¿Que cuánto cuestan los libros de segundo de BUP? Pues depende. Entre 800 y 1.500 pesetas".La señora ya se ha hecho una idea para afrontar el regateo. Su hijo no dice nada.

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